sábado, 30 de noviembre de 2024

Salud y Trabajo: Encontrando el Equilibrio para Vivir y No Solo Sobrevivir


Recuerdo a mi abuela diciendo con sabiduría: "Si no tienes salud, no tienes nada." En aquel momento, esas palabras parecían simples, casi obvias, pero hoy resuenan con fuerza. Vivimos en un mundo que parece exigirnos cada vez más, donde el éxito se mide por cuán ocupados estamos. En medio de todo, olvidamos lo más importante: nuestra salud.

¿Qué sucede cuando el trabajo nos consume? Cuando comer bien, dormir suficiente o incluso respirar con calma se convierte en un lujo.

El Problema: El Trabajo y la Salud en Conflicto

La vida laboral puede convertirse en un carrusel interminable. Por un lado, hay quienes, atrapados en las responsabilidades, se olvidan de comer o lo hacen de manera apresurada, eligiendo alimentos rápidos y poco saludables. Por otro lado, están aquellos que encuentran en la comida una respuesta al estrés, comiendo más de lo necesario y viendo cómo la báscula aumenta cada mes.

Las largas jornadas frente a la computadora, las reuniones interminables y las fechas límite nos roban algo fundamental: el sueño. Sin darnos cuenta, sacrificamos horas de descanso, acumulando cansancio y afectando nuestro rendimiento físico y mental.

Y luego está el estrés, esa sombra constante que acecha desde el fondo de nuestras agendas. Es conocido como "el asesino silencioso", capaz de provocar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, problemas digestivos e incluso depresión. No obstante, rara vez le prestamos atención, hasta que es demasiado tarde.

Historias que Nos Hacen Reflexionar
María, una amiga cercana, solía trabajar diez horas diarias, a menudo saltándose comidas y durmiendo apenas cinco horas por noche. "Tengo que aprovechar mientras soy joven," decía. Pero su cuerpo empezó a mostrar señales de agotamiento: dolores de cabeza, insomnio y un aumento repentino de peso. Solo cuando tuvo una crisis de ansiedad entendió que necesitaba un cambio.

Otra historia es la de Manuel, quien, buscando aliviar el estrés, se refugió en la comida. Durante sus largas jornadas como programador, comía snacks, refrescos y comida rápida frente a su escritorio. En un año, ganó 20 kilos y desarrolló hipertensión. Fue entonces cuando recordó las palabras de su madre: "Tu cuerpo es tu hogar; si no lo cuidas, no tendrás dónde vivir."

El Camino hacia el Equilibrio
La buena noticia es que siempre hay formas de retomar el control.

Aquí algunas estrategias que me hay ayudado a mi y aun sigo implementado en mi vida, claro yo se que no es fácil , pero vale la pena en intentarlo, no lo crees? . Acá algunas cositas para lograr un balance saludable entre el trabajo y la vida:

  1. Cuidado físico

    • Dedica tiempo a comer bien. Aunque estés ocupado, prioriza alimentos naturales y balanceados. Un almuerzo saludable puede cambiar tu energía para el resto del día.
    • Haz pausas activas. Levántate cada hora para estirarte, caminar o simplemente descansar la vista.
    • Incorpora ejercicio físico a tu rutina. No necesitas horas de gimnasio; una caminata de 30 minutos puede marcar la diferencia.
  2. Cuidado emocional

    • Practica mindfulness o meditación. Solo cinco minutos al día pueden ayudarte a reducir el estrés.
    • Desconecta del trabajo al final del día. Apaga las notificaciones y dedica tiempo a lo que te hace feliz.
    • Rodéate de personas que te apoyen y te recuerden lo importante que eres.
  3. Cuidado del tiempo

    • Organiza tus tareas y aprende a decir "no" cuando sea necesario. Tu tiempo es limitado, úsalo sabiamente.
    • Establece horarios claros para trabajar, comer, descansar y disfrutar de actividades personales.

Volver a lo Esencial
Al final del día, la salud no es negociable. Todo el dinero, el éxito y los logros no significan nada si no tienes un cuerpo y una mente que te permitan disfrutarlos. Mi abuela tenía razón: "Si no tienes salud, no tienes nada."

Trabajemos para vivir, pero no dejemos que el trabajo nos robe la vida. Aprendamos a honrar nuestro bienestar y a encontrar ese equilibrio entre el esfuerzo y el descanso, entre producir y cuidar de nosotros mismos. Porque solo así podremos vivir plenamente, y no solo sobrevivir.

Gracias siempre por seguir leyendo este Blog, saludos y muchas bendiciones .

viernes, 29 de noviembre de 2024

Un nuevo dia


Un nuevo día comienza, lleno de promesas y oportunidades para ser mejores. Es como si el universo nos regalara cada amanecer una página en blanco, invitándonos a escribir nuestra historia con esperanza y amor.

Recordemos las palabras de Chicken Little: “Para cada día, hay un nuevo día”. Esa simple frase nos recuerda que no importa cuán oscuros hayan sido los momentos, siempre existe la posibilidad de un nuevo comienzo, de volver a intentarlo y hacerlo mejor.

Agradezcamos al Creador, al universo o como cada quien prefiera llamar a esa fuerza que nos envuelve. Agradezcamos por la luz, el aire y por el regalo de estar vivos.

Tal como canta Juan Gabriel en su canción, Buenos Días Señor Sol, recibamos al sol con los brazos abiertos, dejando que su calidez toque no solo nuestra piel, sino también nuestro corazón.

Hoy es el día perfecto para sembrar alegría, extender una sonrisa y caminar con fe. Que este nuevo amanecer nos inspire a ser la mejor versión de nosotros mismos, honrando cada pequeño milagro que la vida nos brinda.

¡Adelante, con gratitud y entusiasmo, porque hoy es nuestro día para brillar!

jueves, 28 de noviembre de 2024

Atrapada en mi Tormenta



Hoy me siento atrapada,
como un barco en un mar sin fin,
con velas desgarradas
y un rumbo que no puedo distinguir.

El viento me grita secretos,
pero no logro escuchar.
Las olas, en su danza cruel,
me hunden más en mi pesar.

Intento remar, pero mis manos tiemblan.
La brújula parece rota,
y aunque miro al horizonte,
todo se pinta de derrota.

La frustración me abraza,
un peso que no puedo soltar.
Mis lágrimas caen al océano,
como un río que no quiere parar.

Pero en este vaivén de la marea,
una chispa comienza a brillar.
Un susurro en el silencio dice:
“No temas, aún puedes navegar.”

Las tormentas no son eternas,
el sol siempre vuelve a salir.
Quizás hoy me sienta perdida,
pero mañana volveré a vivir.

No soy inútil, no soy débil,
solo estoy en medio de mi batalla.
Y aunque hoy mi barco tiemble,
mi corazón nunca falla.

Atrapada en mi Tormenta: Una Historia de Frustración y Esperanza


Hoy quiero hablar de un sentimiento que a veces nos consume por completo: la frustración. 

Ese estado donde todo parece detenido, donde nuestras fuerzas parecen inútiles y donde el horizonte se difumina en una niebla espesa que nos impide ver un camino claro. Estoy en ese lugar ahora mismo.

Siento que estoy luchando con todas mis fuerzas, pero el mundo parece no moverse. Trabajo, intento, empiezo, me detengo, y todo parece caer en un bucle interminable que no lleva a ninguna parte. Hay días en los que me pregunto: ¿para qué seguir? ¿Por qué seguir invirtiendo tiempo, lágrimas y energía si los resultados parecen tan lejanos?

Hoy lloré. Lloré porque sentí que no estaba avanzando, porque la carga de mis propios sueños se hizo demasiado pesada para llevarla sola. Lloré porque la voz en mi interior, esa que normalmente me motiva, se quedó en silencio, dejando espacio a las dudas y los miedos.

¿Te ha pasado alguna vez? Sentir que todo lo que haces no es suficiente. Que por más que te esfuerces, el muro frente a ti sigue siendo alto, inquebrantable, indestructible. Es como remar contra la corriente sin ver una orilla a la que llegar.

El diálogo interno que duele

En esos momentos, es fácil caer en el autoataque. Me digo cosas que jamás le diría a alguien más: "No eres suficiente. Esto no es para ti. Nunca lo lograrás." Cada palabra es una piedra que me cargo a la espalda, haciéndome sentir aún más pequeña, más incapaz.

Pero aquí estoy, escribiendo estas palabras desde ese mismo lugar de frustración. Porque aunque me siento perdida, sé que necesito expresar lo que hay en mi corazón. Si no lo saco, si no lo convierto en palabras, el peso de estos sentimientos se volverá insoportable.

¿Qué hago con esta sensación?

No tengo respuestas mágicas. No tengo una solución inmediata. Pero algo que sí tengo es un pequeño destello, una chispa que aún no se apaga por completo. Es una voz tenue que me dice que, aunque hoy me sienta atrapada, este sentimiento no durará para siempre.

La frustración, me recuerdo, es una señal de que estoy intentando, de que estoy avanzando, aunque no lo parezca. Tal vez no vea los resultados ahora, pero cada esfuerzo que hago es una semilla plantada. Y las semillas no germinan de un día para otro; necesitan tiempo, cuidado y paciencia.

Una pequeña promesa

Hoy, me prometo esto: aunque me sienta perdida, aunque las lágrimas sigan cayendo, no voy a detenerme. Me daré permiso para descansar, para sentirme vulnerable, pero no voy a abandonar este camino. Porque sé que, en algún lugar, el sol está esperando para salir, aunque ahora no lo vea.

A quienes se sientan como yo en este momento, quiero decirles algo: no están solos. No somos los únicos en esta tormenta, y aunque ahora parezca interminable, la marea siempre cambia. Tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero llegará un momento en que miraremos hacia atrás y veremos cuánto hemos avanzado, incluso cuando pensábamos que estábamos estancados.

Así que aquí sigo, atrapada en mi tormenta, pero con la pequeña certeza de que aún puedo encontrar el rumbo. Y tú también puedes.


Memorias bajo la carpa: el legado de mi familia en el Circo Nacional de Managua


Bajo las luces de una carpa multicolor y al ritmo de aplausos y risas, crecí rodeada de historias que iban más allá del espectáculo.

Mi familia por parte de mi padre (que en paz descanse) formó parte del Circo Nacional de Managua, y aunque mi memoria de aquellos días es fragmentada, los recuerdos son como destellos que iluminan momentos mágicos y agridulces.

Este pequeño  artículo es un tributo a esa época y a las personas que hicieron del circo su vida, su arte y su hogar.

La magia del circo en mi infancia: A los seis años, mi vida se llenaba de asombro cada vez que visitaba el circo. Los pequeños tigres con los que jugaba eran como compañeros de juego exóticos, mientras que los camellos, con su andar pausado, despertaban mi curiosidad infantil. La carpa era un mundo aparte, lleno de colores, risas y emociones que parecían no tener fin.

Mi familia en la pista: Mis primos, los acróbatas, eran los héroes del espectáculo. Con su valentía y destreza, lograban acrobacias que hacían contener la respiración a todos los presentes. Eran como aves que desafiaban la gravedad, suspendidos en el aire por segundos que parecían eternos. Mi tío Tomás Solís, con su carisma, representaba el corazón de nuestra conexión con el circo.

El riesgo detrás de la magia: Aunque el circo era un lugar lleno de alegría, también había una sombra de peligro constante. Recuerdo vagamente el funeral de un primo acróbata que perdió la vida haciendo lo que amaba. Fue un momento que marcó mi infancia y me mostró que detrás del brillo del espectáculo había sacrificio y dolor.

La conexión que perdura: Hoy, aunque esos días han quedado atrás, el circo vive en mi memoria. Cada vez que pienso en esa carpa, los animales y las risas de la audiencia, siento que revivo un capítulo único de mi vida. Es una herencia que me llena de orgullo y gratitud.

El circo no solo fue un lugar de espectáculo; fue un hogar, una familia, y un escenario donde la valentía y la pasión de mi familia brillaron intensamente. Aunque los tiempos han cambiado, los recuerdos bajo esa carpa siguen vivos en mi corazón, recordándome que la magia del circo no está en los aplausos, sino en las historias que dejan en quienes las viven.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Poema : El drama del tobillo doblado

 


Oh, pobre tobillo que hoy te quejas,

te doblaste al estilo de una pareja,

bailando un giro, ¡pero sin compás!,

y ahora me dejas coja, ¡vaya audaz!


Caminaba yo con todo mi porte,

cuando de repente, ¡zas!, el soporte,

se fue de paseo, me dejó plantada,

y el suelo y yo tuvimos charla inesperada.


Hinchas como un balón de fútbol,

¿te crees el héroe de algún club cool?

Te envuelvo en vendas, te pongo hielo,

pero tú sigues armando revuelo.


¡Ah, tobillo rebelde, de espíritu travieso!

Hoy eres el rey de mi quejido espeso,

te perdonaré si prometes curarte,

y no volver a doblarte sin avisarme.


Así que ahí estás, pequeño traidor,

aunque te mimo, ¡qué actor!

Pero cuando sanes, ya verás,

¡serás vigilado en cada paso que das!

Un susurro del alma

 


En la quietud del momento, el universo canta.

“Om Tare Tuttare Ture Soha” resuena como un eco antiguo,

un puente entre lo terrenal y lo divino,

donde la compasión toma forma y la paz se convierte en un abrazo invisible.


Las vibraciones del mantra despiertan algo profundo,

como si cada nota acariciara las heridas del pasado

y desatara los nudos que el tiempo tejió en el alma.

Lágrimas suaves emergen, no de tristeza,

sino de un reconocimiento silencioso:

Estoy a salvo, estoy en casa, aquí y ahora.


La presencia de Tara se siente en cada palabra,

como una madre que acaricia a su hijo temeroso,

como un amanecer que disipa las sombras de la noche.

Es un recordatorio de que la vida, con todo su caos,

también tiene un espacio para la calma, la gratitud y la fe.


Este mantra es más que sonido,

es un refugio, un templo, un océano de luz.

Escucharlo es rendirse a lo que es,

permitir que el corazón se expanda

y que el alma, por un instante,

vuele libre entre los latidos del cosmos.

martes, 26 de noviembre de 2024

Un día en Mercurio y los lunes en la Tierra: ¿Quién lo vive peor?


Inventar que pasa en mercurio me tomo un buen rato en Google 😅 porque investigar al planeta cercano fue muy interesante.

Introducción: ¿Sabías que un día en Mercurio dura la asombrosa cantidad de 1,408 horas? Si pensabas que los lunes en la Tierra eran eternos, imagina vivir un “lunes mercuriano”. Pero, ¿qué tienen en común estos dos escenarios aparentemente tan distintos? Ambas experiencias parecen una prueba de resistencia, ya sea frente al cosmos o frente al reloj de la oficina.


Hoy vamos a explorar, con un toque de humor, por qué los lunes y Mercurio podrían competir por el título de “el lugar más agotador del universo”.


Capítulo 1: Mercurio, el rey de la lentitud

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, tiene un ritmo de rotación tan lento que un solo día equivale a 58 días terrestres. ¡Eso son 1,408 horas de luz solar abrasadora! Imagínalo: 704 horas de mañana y otras 704 de tarde. Ciertamente, este planeta no conoce la palabra “prisa”.


Ahora bien, ¿cómo sobrevivirían los humanos a un día así? Quizás con toneladas de protector solar y la playlist más larga jamás creada. O mejor aún, con el humor que nos ayuda a sobrellevar los lunes.


Capítulo 2: Los lunes, nuestro Mercurio personal

Mientras Mercurio enfrenta temperaturas extremas de hasta 430 °C durante el día, nosotros enfrentamos nuestras propias “calorías emocionales” los lunes: reuniones interminables, correos que no paran de llegar y el deseo profundo de volver al sábado.


¿Te has preguntado por qué los lunes parecen tan largos? Según estudios (y también nuestras almas), es porque estamos saliendo de un estado de relajación total y volviendo a la rutina. Es como si nuestro cerebro tardara 1,408 horas en arrancar.


Capítulo 3: Mercurio y los lunes: lecciones de supervivencia

Si Mercurio puede sobrevivir a su eterno día con temperaturas extremas y noches heladas de -180 °C, nosotros también podemos lidiar con los lunes. La clave está en encontrar pequeñas “zonas de confort”:

En Mercurio, sería una sombra que dure 58 días.

En la Tierra, puede ser un buen café, una playlist animada o un chiste de oficina que nos recuerde que todos estamos juntos en esto.


Conclusión:

Aunque Mercurio tenga días interminables, al menos no tiene lunes. Sin embargo, nosotros, habitantes de la Tierra, somos expertos en superar semanas difíciles. Así que la próxima vez que un lunes te parezca eterno, piensa en Mercurio y dile: “Esto es pan comido comparado contigo.”


Humanos y Felinos ( mi historia ficticia de la relación con mi gata ) 😅😅

 



El escenario está oscuro, una luz tenue ilumina una cama desordenada. El sonido del despertador suena, y un humano gruñe desde debajo de las cobijas. Una gata se sube a la cama con una actitud de reina del mundo.


Humano:

(Urgando entre las sábanas, con voz soñolienta)

¿Es lunes ya? ¿Otra vez? ¿Por qué no podemos tener fines de semana de tres días?


Gata:

(Mirando al humano con cara de juicio)

¡Miau! Sí, humano, es lunes. No sé qué es eso, pero sé que tienes que levantarte.


Humano:

(Acariciándose la cara)

¿Por qué? ¿Para qué? El mundo puede sobrevivir sin mí por unas horas más.


Gata:

(Con tono dramático, subiendo al pecho del humano)

¡Sobrevivirás tú sin mí, pero YO NO sobreviviré sin mi comida! ¿Dónde está mi tazón lleno? ¿Mi agua fresca? ¿Mis golosinas?


Humano:

(Rodando los ojos, intentando ignorarla)

¿No puedes esperar un poco más? Cinco minutos, solo cinco minutos.


Gata:

(Saltando de la cama indignada)

¡Cinco minutos! ¡Eso es como siete vidas para mí! Además, ¿recuerdas quién es el verdadero jefe aquí? Yo. Ahora, arriba, humano.


La gata comienza a pasearse por la cama, tocando con sus patas la cara del humano.


Humano:

(Suspira derrotado)

Está bien, está bien. ¡Voy! Pero solo porque me haces sentir culpable.


Gata:

(Con un aire de triunfo)

Eso pensé. Y de paso, limpia mi caja de arena. Está… digamos… al borde de un desastre biológico.


Humano:

(Caminando tambaleándose hacia la cocina)

¿Por qué no me avisan de estos contratos cuando adoptamos un gato?


Gata:

(Sentándose en el sofá, con una mirada satisfecha)

¡Miau! Porque no nos adoptan. Nosotros los escogemos. Ahora, a trabajar, humano. Y no olvides los bocadillos de salmón.



lunes, 25 de noviembre de 2024

El Abrazo de la Colcha

 



La mañana asoma tímida y helada,
afuera el viento murmura su canción,

pero aquí, en mi refugio de suaves plumas,

la colcha me abraza con tierna devoción.


“Quédate”, susurra en su textura cálida,

“el mundo puede esperar un poco más.

¿Quién te dará este calor tan fiel,

cuando el frío allá fuera todo querrá helar?”


El despertador insiste, implacable,

pero su voz pierde fuerza en mi rincón.

Mi cama y yo hacemos un pacto secreto:

hoy no hay prisa, ni culpa, ni obligación.


Los rayos del sol se filtran curiosos,

pero mi colcha, celosa, me envuelve aún más.

“Déjalos”, me dice, “que sigan su camino,

yo soy tu aliada, en mí encontrarás paz.”


Y así, entre sus pliegues, el tiempo se disuelve,

la vida afuera puede seguir su compás.

Por ahora, en este nido perfecto,

mi colcha me invita a soñar un poco más.


Un Suspiro al Final del Día


En la calma del hogar, la noche se posa,

el reloj murmura su ritmo pausado,

y tú, viajera de un largo domingo,

descalzas el cansancio, deslizas la prisa.


La luna, cómplice en su eterna vigilia,


te observa aliviada, sabe de tus batallas,


y el eco del día, en susurros de sombras,


te invita a soltar lo que el sol dejó atrás.


Aquí, en tu rincón sagrado de sueños,


la música del silencio te envuelve,


y cada latido, un recordatorio,


de que estás viva, que hoy también venciste.


Tómate un respiro, cierra los ojos,


deja que la paz acaricie tus alas,


porque en este instante, simple y sincero,


eres un universo en perfecta calma.

🌺 When the Body Speaks: A Letter We Should All Write 🌺

Your body doesn’t betray you—it tries to protect you. But are you listening? In the hustle of everyday life, it’s easy to forget that our bo...