Hoy me siento atrapada,
como un barco en un mar sin fin,
con velas desgarradas
y un rumbo que no puedo distinguir.
El viento me grita secretos,
pero no logro escuchar.
Las olas, en su danza cruel,
me hunden más en mi pesar.
Intento remar, pero mis manos tiemblan.
La brújula parece rota,
y aunque miro al horizonte,
todo se pinta de derrota.
La frustración me abraza,
un peso que no puedo soltar.
Mis lágrimas caen al océano,
como un río que no quiere parar.
Pero en este vaivén de la marea,
una chispa comienza a brillar.
Un susurro en el silencio dice:
“No temas, aún puedes navegar.”
Las tormentas no son eternas,
el sol siempre vuelve a salir.
Quizás hoy me sienta perdida,
pero mañana volveré a vivir.
No soy inútil, no soy débil,
solo estoy en medio de mi batalla.
Y aunque hoy mi barco tiemble,
mi corazón nunca falla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario