sábado, 28 de septiembre de 2024

Cita con el Artista : Resumen

Hay días que parecen sacados de un libro, donde cada paso que das te lleva a un rincón inesperado, lleno de sorpresas y pequeños momentos que, al final, se convierten en recuerdos imborrables.

Hoy fue uno de esos días, un día que Julia Cameron describiría como una "Cita con el artista", algo que ella explora en *El camino del artista*.

Y así fue mi día: una cita con la vida, con la creatividad, y con las maravillas que a veces se esconden en los lugares más simples.

Comencé mi aventura con algo tan cotidiano como un shuko. Después de años sin comer en la calle, me dejé tentar por ese hot dog guatemalteco mejorado, y aunque terminé con el cabello oliendo a humo, fue un inicio perfecto para un día lleno de encanto.

Después, me encontré caminando ( yo suelo usar una palabra que me causa gracia y lo llamo Vagabundear - dicese de la persona que solo pasea por diversión) 😅por la Sexta Avenida , observando las tiendas chinas repletas de cosas curiosas, y locales de comida, zapatos y ropas todo muy colorido; como si fuera una niña en una juguetería, queriendo llevarme todo.

Entre todo esto, encontré un llavero en forma de zapato de payaso ( les conté esta historia en el blog anterior) que, sin saberlo, se convertiría en mi objeto favorito del día.

Y entre tantas sorpresas, me topé con la muerte. ( también les conté esta historia en el Blog anterior) No de la manera aterradora que solemos imaginar, sino con un disfraz que me hizo verla como una vieja amiga.

Y pensé en cómo la muerte, lejos de ser solo ese final temido, es más bien la compañera silenciosa que camina a nuestro lado. A veces, parece aterradora, pero en realidad, es solo el alivio que llega cuando la vida ha hecho su trabajo. Me tomé una foto con ella, con esa sensación de que la muerte no es enemiga, sino parte de este ciclo mágico en el que todos estamos inmersos.

La feria artesanal fue la última parada un lugar donde mis ojos no podían dejar de brillar. Cada puesto estaba lleno de cositas interesantes, de esas que te hacen pensar que necesitas absolutamente todo, aunque en realidad solo las quieres porque son pequeñas obras de arte.

¿Qué más podía pedirle a la vida? Cada pequeño momento me hizo sentir viva, conectada con la creatividad y con ese lado infantil que todos llevamos dentro.

Y como si el universo supiera que mi día no podía estar completo sin un toque de sorpresa, me encontré con un amigo que no esperaba. Así es la vida, a veces te lleva a lugares y encuentros que nunca imaginaste.

Hoy fue mágico. Amé este día, y no puedo evitar agradecerle a la vida por estos momentos tan raros y maravillosos que me regala.

Y, por supuesto, agradecer también a la muerte, que, aunque siempre esté presente, no deja de recordarnos cuán especial es cada instante. 

Cortos de una Cita con el Artista : El Zapato


Hoy decidí darme una vuelta por la Sexta Avenida, en el corazón del centro de la ciudad de Guatemala. 

No tenía un objetivo claro en mente, solo dejarme llevar por la curiosidad y ver qué tesoros escondidos podía encontrar en los rincones de esta icónica calle. 

Mientras caminaba, entre puestos llenos de todo tipo de cosas —desde ropa hasta artesanías— algo llamó mi atención. Llegué al Edificio Capitol ahí me encontré con la Tienda Carlitos Guatemala ubicada en Los Capitol, tenían muchas cosas curiosas, y bueno me llevé mi kit de Pinta Caritas y algo más ….

No, no fue una camiseta o un collar típico... fue un zapato. Pero no cualquier zapato, ¡era un diminuto zapato de payaso convertido en llavero! 

Al principio pensé: "¿Qué hace esto aquí?" Pero luego me di cuenta de que era justo lo que necesitaba, aunque no lo supiera hasta ese momento. 

Había algo tan encantador y gracioso en ese pequeño zapato colorido, con su forma desproporcionada y ese aire de travesura que me hizo sonreír al instante.

Así que, sin dudarlo, me llevé el llavero del zapato de payaso, que ahora es oficialmente el guardián de mis llaves.

A veces la vida te sorprende con las cosas más inesperadas, y hoy fue un recordatorio de que los pequeños detalles pueden alegrarte el día. 

Cortos de una Cita con el Artista : El día que la muerte fue mi amiga


Hoy tuve un encuentro peculiar en la Sexta Avenida de la Zona 1, está queda en el Centro Histórico de la Cuidad Capital Guatemala: me encontré cara a cara con la muerte. 

Pero no, no es lo que piensan.

En realidad, era un chico disfrazado de la muerte, completo con su túnica negra, guadaña y todo.

Y, por alguna razón, en lugar de sentir miedo o incomodidad, sentí... una extraña familiaridad.

Lejos de la figura aterradora que solemos imaginar, esta versión de la muerte parecía casi amigable, como si quisiera recordarme algo que ya sabía, pero que no siempre tengo presente: que desde el momento en que nacemos, la muerte es nuestra compañera más fiel.

Nos aterra su presencia, pero en el fondo, es lo único seguro que tenemos en la vida. Así que me acerqué, sonreí y me tomé una foto con ella. En ese instante, entendí que, más allá de los temores y los miedos que nos inculcan, la muerte no es nuestra enemiga.

Es parte del ciclo, algo inevitable que debemos aceptar. Y aunque normalmente trato de no pensar mucho en ella, hoy, en la Sexta AVENIDA , tuve la oportunidad de verla con otros ojos: como una amiga que está siempre allí, silenciosa y paciente, esperando su momento. 

Cosas que me gustan pero no necesito


Hoy fui a una tienda china, ya sabes, esas que tienen un sinfín de artículos curiosos, que nunca supiste que existían, pero que en cuanto los ves, te preguntas cómo has vivido sin ellos.

Esa sensación que te da igual a cuando vas a DollarCity y no quieres ni agarrar una carreta, ni una canasta porque dices solo compraré una cosa, y terminas cargando con las manos cosas que ni imaginabas llevar. Las señoritas de las cajas se ponen a reír y les hablo de cómo no quería llevar carreta para no llevar cosas , pero aún así las termino llevando, Se ríen aún más. Me encanta hacer reír a las personas.

O cuando visitas DeMuseo el olor a incienso o Sophos, esa sensación de Libros nuevo por el pasillo.

Mientras caminaba por los pasillos llenos de colores brillantes y etiquetas en idiomas que no entendía, me di cuenta de que mi mente empezó a justificar cada compra absurda. 

Primero, me encontré con una cuchara gigante. No cualquier cuchara, ¡una que fácilmente podría servir para cavar en el jardín! ¿La necesito? No. ¿La quiero? Definitivamente. Ya me imaginaba sirviendo helado con ella en las reuniones familiares o amigos , haciendo que todos se rieran por lo desproporcionado del utensilio. Pero claro, ¿cuántas veces realmente saco helado para un ejército? 

Luego, pasé por la sección de figuritas y, por supuesto, me topé con un gato que mueve la pata. ¡Ese que promete traer la fortuna a la casa! Solo que ya tengo tres de esos, en diferentes colores, pero este... ¡este tenía algo especial! Quizás era el brillo en sus ojos o la promesa de buena suerte que parecía más convincente que las otras.

El colmo fue cuando vi un set de herramientas miniaturas. ¿Qué tipo de mini-carpintería pensaba hacer en casa? No lo sé, pero sentí la necesidad urgente de llevármelas. Seguramente nunca las usaré, pero el hecho de tenerlas me hace sentir lista para cualquier eventualidad... en miniatura, claro. 

Y luego llegas a casa y dices : se me olvidó … ? 

Cortos de Una Cita con el Artista : El Gato entre las nubes





Hoy, mientras seguía atrapada en el tráfico, me di cuenta de que, a veces, los momentos más simples pueden convertirse en los más mágicos. Levanté la vista y vi el cielo teñido de un suave tono gris azulado, y entre las nubes, algo llamó mi atención. 

Una nube, en particular, parecía esconder la silueta de un gato. Sí, un gato, con su cuerpo esponjoso y su cola curvada, como si estuviera durmiendo, flotando sobre el cielo. 

En ese instante, mi mente se llenó de imágenes: me imaginé al gato, ronroneando en el cielo, saltando de nube en nube como si fueran suaves almohadas. Y por un momento, me sentí completamente en paz.

Pensé en cuántas veces pasamos por alto estos detalles, distraídos por las prisas del día a día, y di gracias por estar ahí, en medio del tráfico, teniendo la oportunidad de contemplar algo tan bello y sencillo.

El cielo, el gato de nubes, el atardecer... todo parecía recordarme que, a pesar de las complicaciones y el caos, la belleza siempre está presente, solo tenemos que detenernos y mirar. 




Historia de un Shuco



Hoy rompí una tradición personal que llevaba años respetando: comer en la calle.

¿El motivo? 

Un delicioso shuko. 

Para quienes no conocen este manjar guatemalteco, imaginen un hot dog, pero mejorado al nivel gourmet callejero, con aguacate y repollo, digno de cualquier rey del antojo. 

No podía resistirme.

Así que me preparé para la ocasión: me bañé, me arreglé, ¡hasta me eché un perfume que juraba duraría todo el día! Aunque sinceramente no pensaba comer Shuco este día , pero solo se dio la oportunidad 😅😅

Todo marchaba perfecto, hasta que llegó el gran momento: el encuentro con la carreta de shukos. Mi amigo y yo nos acercamos, el aire estaba lleno de ese aroma irresistible que solo el carbón puede darle a la comida. Parecía que nada podía salir mal. 

Pero... ¿qué creen? Justo cuando estaba más confiada y esperando mi shuko, una nube de humo decidió cambiar mi destino. 

No fue solo un poco de humo, no. Fue un ataque directo y personal. Todo ese aire cargado de olor a parrilla y delicias decidió abrazar mi cabello recién lavado. 

En segundos, mi cabello pasó de oler a perfume a oler como si yo misma hubiera estado cocinando shukos todo el día.

El resto de la tarde, cada vez que movía la cabeza, sentía esa mezcla de humo con champú. Y claro, todo el mundo a mi alrededor parecía notarlo también.

Supongo que, al menos, olía a algo delicioso.

Saludos y bendiciones, Hasta la próxima con más historias callejeras 😅

lunes, 23 de septiembre de 2024

Parte 2: Hija Ausente : Reflexion desde mi alma

 


Hoy, hace cinco años, mi padre se fue. Si , se fue con Dios. Como ustedes prefieran llamarlo universo, Creador. 

Recuerdo el día con claridad: mi hermano menor me llamaba al mediodía desde Managua, Nicaragua, la urgencia de tomar un avión y la sensación de estar dejando atrás no solo a mi país, sino también una parte de mi vida. 

El viaje fue largo, pero lo más difícil fue enfrentar el hecho de que no pude estar siempre a su lado.

A menudo, como hijos, nos exigimos estar presentes, ser perfectos, pero la vida tiene una forma particular de llevarnos por caminos que no siempre nos permiten estar donde quisiéramos. No siempre podemos controlar las circunstancias, el tiempo o los kilómetros que nos separan de nuestros seres queridos.


Ser una hija ausente no significa haber amado menos. 

Al contrario, en la distancia aprendí a valorar aún más lo que mi padre significaba para mí. 

Las palabras que compartimos, las lecciones que me dejó, todo está grabado en mi corazón. 

Y aunque no pude estar allí siempre, lo que importa es que nunca dejé de pensar en él, nunca dejé de llevar su amor conmigo.


En este día, no quiero castigarme por no haber estado más cerca, sino recordar con gratitud los momentos que sí compartimos, las risas y las enseñanzas. 

Porque al final, la presencia física es solo una parte de la relación; lo que realmente importa es el vínculo del corazón.


Hoy, elijo ser compasiva conmigo misma. 

Elijo recordar que, aunque fui una hija ausente en los kilómetros, siempre estuve presente en amor.

Ayude económicamente como pude, tal vez no fue mucho pero fue desde el corazón.

Hasta siempre Pa , así como te decía siempre .

Bailar bajo la lluvia

Aprovechando las lluvias que hemos tenido en Guatemala, y que me ha tocado manejar bajo la lluvia, me recordó de singin’n in the rain , esa ...