Hoy, mi corazón está más sensible.
Tal vez por el día, por lo vivido, o por esa serie que estoy viendo en Amazon Prime: Enigmas de Jesús Cristo.
No pude contener las lágrimas…
porque ver representada la muerte de Jesús, tan cruda, tan cruel, tan injusta, te mueve el alma.
Y es imposible no preguntarse:
¿Cómo alguien pudo amar tanto al mundo, que decidió morir por él… así?
Hoy es , Viernes de Dolores, y más allá de la tradición, del simbolismo o del calendario litúrgico, para mí es un recordatorio del dolor del alma más grande que ha existido: el de un hombre inocente entregando su vida para darnos esperanza.
Jesús no murió con honor humano, ni rodeado de reconocimientos.
Murió rechazado, humillado, escupido, azotado…
Y aún así, perdonó.
Aún así, amó hasta el final.
Y lo más impactante es que no tenía por qué hacerlo.
Pero lo hizo… por ti, por mí, por todos.
“Pero Él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Isaías 53:5
A veces hablamos de amor y pensamos en flores, en abrazos, en palabras bonitas…
Pero el amor de Jesús fue sangre, silencio, entrega, cruz.
Este Viernes de Dolores, quiero invitarte a no solo recordar su muerte,
sino a permitirte sentir lo que significó:
una decisión voluntaria de salvarnos, aunque no lo mereciéramos.
Y mientras veo esta serie, no solo veo a un personaje…
Veo a un amigo fiel, a un maestro, a un hermano de alma, a un Salvador.
Veo su mirada que no juzga.
Sus lágrimas en el Getsemaní.
Su cuerpo derrumbado en el camino al Calvario.
Y me duele…
porque sé que lo hizo por mí.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Lucas 23:34
No hay mayor amor que este…
y no hay mayor dolor tampoco.
Pero de ese dolor brotó la esperanza.
Y de esa cruz… la promesa de una nueva vida.
Tu sensibilidad abraza el alma de los que te leemos. Gracias por compartir tus pensamientos.
ResponderBorrar