jueves, 17 de abril de 2025

¿Qué significa la Semana Santa para mí?


Semana Santa…

No son solo días de descanso o procesiones, ni tampoco un feriado más en el calendario.

Para mí, Semana Santa es una pausa sagrada.

Una pausa que no se mide en horas ni en actividades, sino en silencios que sanan, recuerdos que despiertan y una fe que se reinventa.


Es ese momento en el que el alma quiere quitarse los zapatos, descansar del ruido del mundo y caminar descalza por dentro.

Recordar que el amor más puro no fue de palabra, sino de entrega.

Que el dolor no siempre es castigo, sino transformación.

Que hay silencios, como el del Sábado Santo, que hablan más que mil sermones.


En estos días, me permito llorar lo que no he llorado.

Perdonar lo que aún me pesa.

Y soltar las piedras que me impiden resucitar…

No me refiero a una resurrección literal, sino a esa renovación del alma, a esa reinvención personal que todos necesitamos en algún momento. Porque hay pesos que cargamos—culpas, miedos, heridas pasadas—que nos impiden avanzar, nos atan al dolor.

Y en Semana Santa, me regalo el permiso de soltar, de dejar ir todo lo que ya no suma, para volver a empezar con más luz, con el corazón más liviano y con una fe renovada.


Porque la Semana Santa no es solo la historia de un hombre que murió por amor…

Es también la oportunidad de morir a todo lo que ya no somos, y renacer con más luz, más fe y más propósito.


Hoy, Jueves Santo, pienso en los pies lavados…

y me pregunto:

¿A quién he servido con amor?

¿A quién debo mirar con compasión y no con juicio?

¿Cómo puedo ser más como Él, en un mundo que muchas veces ha olvidado el amor?

¿ yo he olvidado el amor ?


Y me abrazo…

porque también yo he cargado cruces invisibles,

he sido traicionada por quienes amaba,

y he sentido el peso del abandono.

Pero también he vivido mis propias resurrecciones.

Y sé que cada herida puede ser un lugar por donde entra la luz.


Y no puedo hablar de Semana Santa sin recordar el acto más grande de amor que la humanidad ha presenciado: el sacrificio de Jesús en la cruz. Él, sin culpa, se ofreció por cada uno de nosotros.

No por ser perfectos, sino porque nos amó primero (1 Juan 4:19).

Ese amor que no tiene condiciones, que perdona, restaura y redime.

Cada clavo, cada herida, cada gota de sangre, fue un “te amo” eterno desde el cielo.


“Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

— Isaías 53:5


Jesús nos enseñó que el amor verdadero no se trata de palabras, sino de entrega:


“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”

— Juan 15:13


Y en el momento más oscuro, cuando exclamó:


“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

— Lucas 23:34

nos dejó el ejemplo más alto de misericordia.


La Semana Santa para mí es eso:

Un susurro del alma que me dice que no estoy sola.

Que hay un propósito más grande,

y que después de cada viernes oscuro…

siempre llega un amanecer.

1 comentario:

  1. Gracias por cad palabra que compartes. En lo personal me agrada saber que coincidimos en cómo debemos disfrutar de la Semana Santa. Y también es muy agradable aprender de tu punto de vista muy personal, que enriquece la forma de ver y pensar en la Semana Santa. Que Dios te guarde, te bendiga y te siga prosperando siempre.

    ResponderBorrar

🌺 When the Body Speaks: A Letter We Should All Write 🌺

Your body doesn’t betray you—it tries to protect you. But are you listening? In the hustle of everyday life, it’s easy to forget that our bo...