El Milagro del Domingo: Cuando la Muerte fue Vencida por Amor
Hoy no es un Domingo cualquiera.
Hoy recordamos el momento más sublime, más tierno y más sagrado de toda la historia de la humanidad: el instante en que el Hijo de Dios, después de haber descendido hasta lo más profundo del dolor, del abandono y de la cruz… se levantó.
Triunfante.
Vivo.
Glorioso.
Hoy es el Domingo de Pascua.
Y aunque lo repetimos cada año,
¿realmente lo sentimos?
¿Realmente comprendemos lo que significa que Él venció la muerte?
¿Que lo hizo por nosotros, por ti, por mí?
Este no es solo un acto histórico.
Es un acto íntimo.
Personal.
Es el acto más puro de amor que jamás se haya registrado.
Jesús de Nazaret, el Unigénito del Padre, sufrió en el Jardín de Getsemaní, fue traicionado, humillado, azotado y clavado en una cruz… para que tú y yo no estuviéramos solos jamás.
“Porque he aquí, he padecido dolores y aflicciones de toda clase… a fin de que se cumpla la palabra que dice: él tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo” — Alma 7:11
Sus heridas no solo fueron físicas. Cada lágrima que tú has derramado, Él también la sintió. Cada vez que pensaste rendirte, Él estuvo allí. Cada vez que te sentiste quebrad@, Él te sostuvo, aunque no lo vieras.
Y después de todo eso…
¡Él se levantó!
Ese sepulcro vacío es el símbolo más poderoso de que el amor puede más que el odio, que la esperanza vence al dolor, y que la muerte no es el final.
“Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”— 1 Corintios 15:20
La pregunta no es solo: ¿Lo crees?
La pregunta que debería estremecernos hoy es:
¿Estás viviendo como alguien que ha sido rescatado?
Porque la resurrección no es solo una promesa futura. Es una invitación presente. Es un llamado a levantarnos con Él. A dejar nuestras cruces, nuestras tumbas emocionales, nuestros miedos… y caminar como testigos vivos de Su amor.
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”— Juan 11:25
Pero hay una escritura que hoy quiero dejarte en el corazón, y es la voz misma de Él, hablándote con ternura infinita:
“He aquí, he esculpido tu nombre en las palmas de mis manos”— 1 Nefi 21:16
Tu nombre… el tuyo, mi bella amig@, mi querido lector@… está grabado en Sus manos. Él no te olvida. Él no te suelta. Él no te abandona.
Y si tú hoy estás rot@, agotad@ o vací@…
Míralo.
Busca Su luz.
Permite que este Domingo no sea solo una tradición, sino un Nuevo Comienzo.
Un renacer contigo incluida.
===========🌻
Hoy, levántate con Él.
Perdona como Él perdonó.
Ama como Él amó.
Sirve como Él sirvió.
Y si caes, recuerda: también puedes volver a levantarte.
Porque la resurrección es una promesa diaria.
Él vive. Y por eso… tú también puedes vivir de verdad.
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