A veces, la vida nos entrega una maraña de hilos: situaciones caóticas, problemas inesperados o emociones que no entendemos.
Nos quedamos parados frente a ese enredo, sin saber por dónde empezar, sintiendo que la complejidad nos supera.
El peso de lo que no controlamos nos hace creer que el desorden es permanente.
Pero hay algo poderoso que olvidamos: tenemos el poder de decidir qué hacer con lo que nos sucede.
Aquella maraña de hilos puede ser desesperante o desafiante, según cómo la mires. Algunos se lamentan, se sientan a su lado, dejando que el enredo sea un obstáculo. Otros, en cambio, con paciencia y creatividad, comienzan a tejer. Toman esos hilos —por más oscuros, frágiles o confusos que sean— y los convierten en algo nuevo: una bufanda que los abrigue, un tapiz que los inspire o una cuerda que los ayude a avanzar.
No podemos elegir todo lo que nos ocurre, pero sí cómo respondemos. Tal vez el proceso sea lento, y las manos tiemblen mientras intentamos desenredar el caos, pero cada nudo deshecho es una pequeña victoria, y cada hebra tejida es una lección.
El poder está en ti, en tu capacidad de transformar lo que parece un problema en una oportunidad. Lo que otros ven como obstáculos, tú puedes convertirlo en caminos. Lo que otros dejan tirado, tú puedes elevarlo y darle forma.
Al final, aquella maraña de hilos no será más que un recuerdo del día en que decidiste no rendirte. Y la bufanda que te envuelve, será la prueba de tu resiliencia y de tu capacidad de crear belleza en medio del caos.
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