martes, 31 de diciembre de 2024

El poder de amar y la responsabilidad de dejar ir

 


Con un gran poder viene una gran responsabilidad”, decía Spider-Man, pero ¿qué pasa cuando ese poder no es un súper traje ni habilidades sobrehumanas, sino la capacidad de amar profundamente? Amar y cuidar de los demás puede sentirse como un superpoder, pero también conlleva la carga de querer salvar a quienes más queremos, incluso cuando no está en nuestras manos.


He aprendido, a través de mi hijo, mis pacientes y mis amistades, que el amor no siempre significa intervenir o solucionar. Amar también es confiar. Es permitir que cada persona, con su libre albedrío, tome decisiones que los guíen por el camino que solo ellos pueden recorrer.


Es una gran responsabilidad comprender que no somos dioses, que no tenemos el control absoluto de las vidas de los demás. Pero en esa comprensión también hay libertad. Porque amar no significa cargar con el destino de otros; significa estar allí para ellos, ser un faro en medio de la tormenta, y saber cuándo dejar que encuentren su propio puerto seguro.


El amor, como el poder, no es sobre control, sino sobre presencia. Es un acto de fe, tanto en ellos como en nosotros mismos. Porque al final, como Madame Web, Spider-Man, y todos los héroes que admiramos, no podemos salvar a todos, pero podemos inspirarles a salvarse a sí mismos.


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