En la brisa suave del amanecer, siento sus murmullos en el aire, abuelos, tíos, un padre querido, que en mi alma dejaron su estandarte.
Sus miradas, grabadas en mi ser, cálidas como un hogar encendido, caminan conmigo, sin perecer, en recuerdos que el tiempo ha vestido.
Hoy pongo flores sobre su altar, y con lágrimas sus nombres susurro, pues aunque ya no los pueda abrazar, en mi corazón siempre los conjuro.
Ecos de eternidad, voces del ayer, me enseñaron a amar, a soñar, y en este día, al volver a ver, sé que en cada latido van a estar.
En cada latido de mi corazón, recuerdo sus sonrisas que dejaron huellas,
Esas huellas que no desaparecen con el paso del tiempo,
Aunque las ciudades cambien con el paso del tiempo,
La gente cambia, los niños crecen y no se acuerdan
Tú creces con el tiempo, tú no olvidas los ecos de la eternidad
No olvidas, porque permanecen contigo
Hasta el final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario