martes, 2 de julio de 2024

Me equivoqué

Salí herida, pensé que no dolería, que el tiempo y la distancia serían bálsamos para mi alma, pero las cicatrices aún arden.

Creí que el dolor sería efímero, una sombra pasajera en mi camino, pero su eco resuena en mi pecho, un latido constante, ineludible.

El sol brillaba, pero mi corazón, cubierto de nubes y tempestades, luchaba por encontrar su claridad, por sanar en un mundo ajeno.

Salí herida, con la esperanza rota, pensando que el sufrimiento se desvanecería, pero cada lágrima me recordó, la fragilidad de mi ser, de mi sentir. 

Hoy, me enfrento a la realidad, a las marcas que el tiempo no borra, reconociendo mi fortaleza en la caída, mi capacidad de renacer, aunque duela.

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