sábado, 21 de junio de 2025

Aprender a amar tu voz: una terapia que nace desde el alma




Antes, no me gustaba mi voz.


No era el tono, ni el volumen.

Era que no me reconocía. 


Sentía que esa voz no era mía.

Cada vez que la escuchaba grabada, algo dentro de mí se incomodaba, se retraía.

Hasta que entendí algo: no era mi voz la que no me gustaba.

Era yo misma.


En una clase reciente, aprendimos que esto es más común de lo que parece.

El doctor Sackeim realizó un experimento donde las personas escuchaban su propia voz luego de un test de inteligencia.

A los que les dijeron que sus resultados habían sido excelentes, su voz les sonó hermosa.

A los que les dijeron lo contrario, detestaron su grabación.

El experimento no medía solo la percepción vocal… medía el autoestima.


Y fue en ese momento cuando conecté todo.

Porque para mí, entrar al mundo de la voz no fue un simple curso.

Fue una forma de sanar.

Mi voz fue mi espejo.

Fue el puente entre lo que escondía y lo que finalmente pude liberar.


Hoy, después de todo ese proceso, puedo decir con amor:

Me gusta mi voz. Porque también me gusto yo.


Y tú…

¿Ya abrazaste tu voz?

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