Desde pequeños nos enseñan a amar al prójimo, a cuidar a los demás, a ser amables y serviciales.
Sin embargo, pocos nos explican que ese amor comienza en casa, y no me refiero al hogar físico, sino a nuestra casa interna: el corazón y la mente.
¿Cómo podemos amar al otro, si no aprendimos a amarnos a nosotros mismos?
Y aquí surge la gran pregunta: ¿Cómo me amo a mí mismo?
En una sociedad que ha confundido el amor propio con el ego o la vanidad, amarse a uno mismo puede sentirse como un acto prohibido o egoísta. Nos hicieron creer que pensar en nosotros era sinónimo de ser malos, egocéntricos o egoístas. Pero la verdad es que el amor propio no es egoísmo, es supervivencia emocional.
Vamos ahora del lado espiritual Miremos los que Jesucristo y Buda nos enseñaron acerca del amor propio.
Lo que dijo Buda sobre amarse a uno mismo
Buda enseñó que el amor propio es el inicio de la compasión verdadera. En el Dhammapada, uno de los textos más antiguos del budismo, hay una frase muy clara:
“Si te amas a ti mismo, vigila bien tus actos y pensamientos, porque ellos construyen tu realidad.”
Buda no veía el amor propio como algo narcisista, sino como el reconocimiento consciente de que tú mismo eres un ser digno de amor, paz y compasión.
También dijo: “Nadie merece más tu amor que tú mismo.”
¿Por qué? Porque cuando te amas y te comprendes, puedes amar y comprender a los demás.El amor propio, según Buda, es un camino de autoconocimiento, aceptación y conciencia plena. Desde ese amor surge el respeto hacia toda forma de vida.
==========
Lo que dijo Jesucristo sobre amarse a uno mismo
Jesús nos enseñó el primer gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Marcos 12:31)
Este verso es clave porque da por hecho que te amas a ti mismo. ¿Cómo puedes amar al prójimo si te desprecias, si no te cuidas o te tratas mal?
Jesús, con su infinita ternura, nos enseñó que el amor propio es el punto de partida para amar a los demás. Si te ves como hijo amado de Dios, como una obra divina, entenderás que no eres menos valioso que nadie.
Además, Jesús practicaba ese amor propio al retirarse a orar solo, al cuidar su paz interna y al poner límites claros (por ejemplo, cuando dijo: “Que tu sí sea sí y tu no sea no”).
===========
Coincidemos en esto:
• El amor propio no es egoísmo, es una forma de honrar el milagro que eres.
• Cuidar de ti es cuidar de los demás, porque tu amor propio se refleja en cómo tratas al prójimo.
• El respeto propio es sagrado, y de ahí nace la compasión auténtica.
• Amarse es un acto espiritual, porque reconoces el valor que Dios o el universo puso en ti.
============
Amarse es re-aprender: Amarse es un aprendizaje, no es un interruptor que se enciende de la noche a la mañana. Es una práctica constante, una conversación interna amorosa, un proceso de desaprender lo que nos dijeron y volver a definir quiénes somos. Amarse es aprender a hablarnos bonito, sin desprecio, sin insultos, sin minimizarnos.
La mente: el primer campo de batalla: Como dice el fragmento que te comparto de la imagen, el amor propio empieza en la mente. Se trata de observar cómo nos hablamos cuando nadie escucha. Si después de un logro decimos: “Tuve suerte”, “No soy tan bueno”, o “Seguro fue casualidad”, ahí estamos rechazándonos. Nos negamos el derecho de brillar y nos tratamos como si fuéramos nuestros propios enemigos.
El primer ejercicio para amarse a uno mismo es escucharte y corregirte.
Cuando te caches hablándote mal, corrige en voz alta. Por ejemplo:
“Dije que tuve suerte, pero no es cierto. Lo logré porque soy capaz, me lo gané y lo merezco.”
Si eres Espiritual
Aunque al principio se sienta raro o incómodo, es un paso gigante. No puedes amarte si te tratas como tu peor crítico.
Amarse es elegir conscientemente: Antes vivíamos en automático, creyendo lo que nos dijeron: “Eres torpe”, “No sirves para esto”, “Siempre te equivocas”. Pero ahora tienes el poder de elegir tus pensamientos. Puedes elegir hablarte con amor, paciencia y comprensión.
Así nace el amor propio: en cada palabra que eliges decirte.
==============
Ejercicio práctico
Te dejo un pequeño reto para hoy:
1. Escribe en una hoja 3 cosas que te gustan de ti.
2. Si logras algo, por pequeño que sea, celébralo y di: “Lo logré porque soy capaz.”
3. Cuando te caches criticándote, frena y cámbialo por un pensamiento amable.
Reflexionemos:
Amarse a uno mismo no es una meta, es un camino.
Es volver a reconocerte y aceptarte, es abrazar tus luces y tus sombras.
Y sobre todo, es entender que el amor propio es la base para construir relaciones sanas, proyectos exitosos y una vida plena.
===============
¿Te animas a empezar este viaje conmigo? En la Parte 2 hablaremos sobre el diálogo interno sanador y cómo construir un mantra personal de amor propio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario