Servir Sana el Alma: Mi Camino con la Terapia y el Acompañamiento
A lo largo de mi vida, he descubierto que la sanación no siempre llega de una sola manera.
A veces, la encontramos en una sesión de terapia, otras en las palabras escritas que liberan lo que llevamos dentro, y en muchas ocasiones, en el simple acto de servir a los demás.
Esta es mi historia y mi invitación a descubrir cómo ayudar también puede ser una forma de sanar.
La Terapia: Un Faro en Medio de la Tormenta
Desde que comencé a trabajar en emergencias médicas, supe que no podía enfrentar sola todo lo que vería y viviría. La vida en el campo de la salud es intensa, y cada emergencia, cada paciente, deja huellas. Por eso, desde el principio, contar con una terapeuta de acompañamiento se convirtió en una necesidad.
Pero la terapia no solo me ayudó en mi vida profesional. Cuando pasé por el proceso de separación y luego el divorcio, nuevamente encontré en la terapia un espacio seguro para procesar mis emociones, entender mi dolor y reconstruirme. Cada sesión era un paso hacia la sanación, una forma de abrazar mis heridas en lugar de esconderlas.
Escribir: Mi Propia Forma de Terapia
Con el tiempo, descubrí que escribir también era una forma de terapia para mí.
Pero gracias al Camino del Artista de Julia Cameron y un taller maravilloso impartido en el 2024 por Inside Arts ( Valery y Anna ) encontré el mayor propósito d todos en mi vida.
Poner en palabras lo que sentía, mis pensamientos, mis miedos y mis esperanzas, me ayudó a darle sentido a lo que vivía.
Cada historia que creaba, cada reflexión que plasmaba, se convirtió en una conversación conmigo misma.
Escribir no solo era un desahogo, sino también una forma de encontrar respuestas, de entender mis propios procesos.
Y lo mejor de todo, es que cada palabra tenía el potencial de resonar en alguien más, de servir como un eco para otros que, quizás, estaban pasando por lo mismo.
Fábrica de Sonrisas: Una Familia en el Servicio
Uno de los lugares donde encontré verdadera empatía y apoyo fue en Fábrica de Sonrisas. Aunque no es una organización eclesiástica, en ella hallé personas que compartían desafíos similares a los míos. Descubrí que, al ayudar a otros, también nos ayudamos a nosotros mismos.
En Fábrica de Sonrisas, comprendí que la alegría que damos a los demás regresa a nosotros en formas que no imaginamos. Cada sonrisa que provocamos, cada momento de felicidad que compartimos, aligera nuestras propias cargas. El servicio se convirtió en un refugio, en una manera de recordar que no estamos solos, que hay otros que entienden y que caminan con nosotros.
Servir Sana el Alma
A lo largo de este camino, he aprendido que una de las formas más hermosas de sanar es a través del servicio. Cuando dedicamos tiempo a los demás, cuando visitamos a quienes están solos, cuando brindamos apoyo a quienes lo necesitan, algo en nosotros también se transforma.
Por eso, si tienen la oportunidad de servir en sus comunidades, visitar hospitales, miembros de la iglesia enfermos, asilos o viudas, háganlo. No solo porque el mundo necesita más actos de bondad, sino porque cada acto de servicio también nos devuelve algo invaluable: paz, propósito y una sensación de conexión con los demás.
Servir sana el alma, y al final, todos estamos aquí para acompañarnos unos a otros en este viaje de la vida.
Reflexión
Si alguna vez sientes que tu carga es demasiado pesada, busca ayuda. La terapia es un camino válido y necesario. Si encuentras consuelo en la escritura, escribe. Y si sientes que servir puede ser una forma de sanar, no dudes en hacerlo.
Porque en cada una de estas acciones, hay un pedazo de sanación esperando por ti.
Cómo nosotros decimos...
ResponderBorrarVivir, servir y siempre sonreír 😁💜
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