Entre mantas tejidas de amor,
reposa tu alma, mi pequeña Nia,
bajo la luna que te canta al calor,
tu refugio es mi abrazo en esta fría vigilia.
Tu pelaje, un lienzo de sueños,
acaricia la noche como suave terciopelo,
y aunque el invierno susurre sus rezos,
en tu calma, el mundo encuentra consuelo.
Tu suspiro es un verso de paz,
un latido que abraza y jamás se pierde,
y mientras duermes, el tiempo se va,
pero tu luz en mi corazón siempre permanece.
Que el frío se rinda ante tu descanso,
y la noche te arrope con estrellas,
porque tú, mi Nia, eres encanto,
la calidez que en mi mundo destella
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