jueves, 3 de octubre de 2024

Bailar bajo la lluvia

Aprovechando las lluvias que hemos tenido en Guatemala, y que me ha tocado manejar bajo la lluvia, me recordó de singin’n in the rain , esa escena icónica, y mi mente vólo y dije tengo que escribir acerca de esto.

Y al ritmo de la música y la lluvia escribo.( ya es de noche y me encuentro en casa)

Una experiencia de libertad y alegría Bailar bajo la lluvia es un acto que captura la esencia del desenfreno y la libertad, una metáfora viviente que nos invita a desprendernos de nuestras inhibiciones y disfrutar el momento presente.


Inspirada por clásicos como “Singin’ in the Rain” de Frank Sinatra y revigorizados por ritmos modernos como los de Daddy Yankee, (como un breve paréntesis les comento que acaba de sacar una canción sobre este tema de bailar en la lluvia); y bien en este artículo exploro cómo esta experiencia trasciende generaciones, géneros musicales y culturas, convirtiéndose en un símbolo universal de alegría y liberación.

Un clásico atemporal “Singin’ in the Rain” es más que una canción; es un ícono cultural que ha inspirado a generaciones a encontrar alegría incluso en los días más grises. 

Frank Sinatra, con su voz suave y melodiosa, nos trae imágenes de charcos de agua que salpican con cada paso de baile, recordándonos que la felicidad es una elección. La canción nos invita a liberarnos de las preocupaciones y bailar con el corazón abierto, con la lluvia como cómplice de nuestros pasos más audaces.

Una nueva era con Daddy Yankee Daddy Yankee, el rey del reggaetón moderno, transforma este concepto clásico en una fiesta contemporánea con su canción que combina ritmos caribeños y letras que celebran la vida y el momento.

En su versión, bailar bajo la lluvia se convierte en una celebración de la vida, un momento para olvidar las dificultades y sumergirse en el ritmo contagioso del reggaetón. Aquí, la lluvia no solo refresca, sino que también purifica, llevándose las preocupaciones y dejando espacio para la felicidad y la diversión.

Más que solo bailar Bailar bajo la lluvia es un acto de rebelión contra las expectativas.

Es un recordatorio de que la vida no necesita ser perfecta para ser maravillosa.

Se trata de soltar, de dejar que cada gota borre las etiquetas y los juicios, permitiéndonos ser simplemente humanos, vivos y reales. Esta experiencia nos enseña sobre resiliencia y adaptabilidad, mostrándonos que podemos encontrar belleza y alegría incluso en las circunstancias más inesperadas. 

Beneficios emocionales y físicos Además de ser una poderosa declaración de libertad, bailar bajo la lluvia ofrece beneficios tangibles tanto emocionales como físicos.

Emocionalmente, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés, liberando endorfinas que nos hacen sentir más felices y relajados.

Físicamente, es una forma fantástica de ejercicio que mejora la flexibilidad, la fuerza y la resistencia cardiovascular.

Así, inspirada en la lluvia que cae, y en las canciones tanto por Frank Sinatra como por Daddy Yankee, bailar bajo la lluvia se erige como un acto universal de alegría y liberación. 

Nos recuerda que la felicidad se encuentra en los momentos más simples y que, a veces, todo lo que necesitamos es un buen aguacero y una canción motivadora para convertir un día ordinario en una aventura inolvidable.

Atrévete a dejar que la lluvia te envuelva, que la música te mueva y que tu espíritu baile libre, sin más límites que el cielo tormentoso y sin más testigos que las calles empapadas.

Sé que no es fácil pero no estás solo.

Gracias por seguir leyendo este Blog, te agradezco tu apoyo,

Saludos y muchas bendiciones,

miércoles, 2 de octubre de 2024

No soy una causa perdida

A veces la vida nos lanza desafíos que parecen insuperables. 

Momentos en los que nos preguntamos si aún tenemos lo necesario para continuar, si las oportunidades se han agotado o si simplemente nos hemos quedado atrás en el juego de la vida.

Pero quiero dejar algo en claro hoy: No soy una causa perdida, y si estás leyendo esto, tú tampoco lo eres. Es fácil, demasiado fácil, caer en la trampa de pensar que hemos fallado. Que ya no hay más caminos por recorrer, que no seremos lo suficientemente buenos para aquello que soñamos.

Sin embargo, en el fondo de nuestros corazones, sabemos que “la esperanza no se apaga tan fácilmente”. Esa chispa, aunque a veces pequeña, sigue encendida. Y mientras haya luz, aunque sea mínima, siempre habrá una posibilidad. 

¿Qué significa no ser una causa perdida?

Acá vengo a contestarme a mi misma: Significa que, aunque me haya tropezado, aunque haya días en los que dudo de mí misma, sigo aquí. Aún tengo la capacidad de aprender, de mejorar, de intentar de nuevo.

No me definen los errores del pasado, sino la voluntad que tengo de superarlos.

A veces, nos etiquetamos demasiado pronto. Nos convencemos de que no podemos, de que no somos suficientes.

Pero lo cierto es que cada día es una oportunidad para cambiar esa narrativa.

Cada mañana que nos levantamos, tenemos una nueva oportunidad de crecer, de trabajar en aquello que creemos imposible, de convertir lo improbable en realidad. 

“No soy perfecta”, y está bien. No tengo que serlo.

Mi valor no se mide en lo que otros creen de mí, sino en lo que yo creo de mí misma.

Y hoy, elijo creer que tengo lo necesario para seguir adelante, para cambiar mi historia, para demostrar que “donde algunos ven una causa perdida, yo veo un futuro lleno de posibilidades”.

Porque, aunque a veces el camino parezca oscuro, siempre hay una luz esperando al final. Y esa luz es la esperanza.

Una esperanza que me recuerda que no importa cuántas veces caiga, “siempre puedo levantarme una vez más”.

Gracias por continuar leyendo… por seguir apoyándome 

Saludos y muchas bendiciones 

Cuento : El Silencio que habla . Parte 1



Amaya vivía en una cuidad donde todos los sonidos eran intensos: las bocinas, las conversaciones, las risas, las peleas. Pero había un ruido aun mas ensordecedor, el que solo ella podía escuchar: el silencio que se creaba en cada una de sus discusiones con Emilio.
Su relación era un bucle de emociones. Cada vez que Emilio alzaba la voz, Amaya sentia que una parte de ella se apagaba, y en ese espacio vacío hacia un silencio profundo. Pero ese silencio no era quietud. Era una presencia, una voz sin palabras, que le hablaba cuando el no lo hacia. El silencio se hacia mas grande con cada disculpa que llegaba, con cada promesa rota que quedaba flotando entre ellos.
Amaya trataba de ignorar esa voz muda, convencida de que lo que vivia era simplemente la complejidad del amor. Pero en el silencio se volvio mas nitido, mas urgente, susurrandole lo que no queria oir: que el amor no debía sentirse como una cadena, que las palabras que no se dicen  tambien tienen peso, y que el verdadero amor no te hace callar.
Una noche, después de una pelea que termino en mas silencio, Amaya decidio hacerle caso a la voz. Camino por la cuidad, alejándose del ruido y las luces. Se detuvo en un puente, miro el rio abajo y escucho algo diferente: el susurro del agua fluyendo, como su propio corazón que , aunque lastimado, seguia latiendo con fuerza. Se dio cuenta de que el silencio, ese que siempre había evitado, era en realidad su propio grito de libertad.
Amaya se volvió  a acercar mas al borde del barandal del puente, el rio debajo parecía susurrar su nombre con una calma engañosa. El viento helado le acariciaba el rostro, como una mano invisible que la empujaba a cuestionarse, a mirar dentro de si.
Vale la pena seguir?, se pregunto en voz baja, como si las palabras mismas fueran mas pesadas de lo que podia soportar.
Ser o No Ser, la frase resonaba en su mente como un eco lejano, pero ahora tomaba una forma real, tangible. ¿Ser lo que soy, un reflejo de mis cicatrices, o dejar de ser, terminar con este fuego que quema cada parte de mi alma?
Las lagrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, pero no habia nadie para verlas. Estaba sola, como siempre lo habia estado incluso cuando Emilio la abrazaba. ¿Cobarde? Quiza si. Quiza el verdadero valor es acabar con esto de una vez por todas. Apagar el ruido, el dolor, el sufrimiento que me consume, que me asfixia….
Miro al rio, que corria sin detenerse, y su mente viajo hacia la posibilidad de descansar en esa corriente, de dejar que todo desapareciera. Pero algo dentro de ella, una pequeña chispa, la detenia. Era casi imperceptible, pero estaba ahí. ¿ y si sigo? ¿ Que me espera mas alla de este puente? ¿mas dolor? ¿mas gritos? ¿ o hay algo mas.. ¿ Que tan cobarde seria quedarme y enfrentar lo que venga, en lugar de dejarme caer?
Las dudas la envolvian, cada una como una nube oscura que la cegaba. ¿ Porque deberia quedarme en este mundo? Un mundo caotico sin sentido. ¿Un mundo que solo sabe destruirme?

Amaya respiro hondo y cerro los ojos. El silencio, su viejo compañero volvio. Pero esta vez no la empujaba hacia el vacio. Esta vez le susurraba, casi como una pregunta: ¿ Y si hay algo mas alla de este dolor? ¿ Y si soy mas fuerte de lo que lo que creo?

Esa noche no volvio a casa. No necesitaba palabras ni explicaciones. El silencio habia dicho todo lo que necesitaba oir.

Bailar bajo la lluvia

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