jueves, 31 de octubre de 2024

Un sueño no correspondido



En la penumbra de sus ojos claros,
y ella encontro un universo en par
un rincón donde los sueños se mezclan
con el aire dulce del suspirar.


Él, figura altiva, un andar sin prisa,

hablaba con un tono de mar,

con risas que llevaban la brisa

y un encanto difícil de olvidar.



Ella lo miraba desde lejos,

con el corazón tembloroso y fiel,

sus días pintados de espejos

que reflejaban solo a él.


Pero para él, era solo un rostro,

uno más entre la multitud,

una sombra en el fondo del cosmos,

sin brillo, sin plenitud.


No era su tipo, ni su musa deseada,

no veía en ella una chispa que arder,

y aunque ella soñaba con ser amada,

él nunca llegó a entender.


Así, en su pecho guardó el anhelo,

ese amor que nunca fue dicho,

y dejó que el viento se llevara el duelo,

callando el eco de su capricho.

Creando Trabalenguas para destrabar la lengua 😅




 1. En el parque Paco pinta patos pálidos y patas pardas,
patinando pasan patitos picoteando pipas pintadas.
Paco persigue patitas,
pero patinas pican sus patas, y pataleando 
Paco para, porque patos y patas patalean por pipas picadas.

============================

2. Rosa riega rosas raras,

pero las raras rosas ríen ruidosas.

============================

3. Pedro prepara peras para Pilar,

pero Pilar prefiere papas peladas.

Por preparar peras y papas,

Pedro pierde el paso y Pilar pilla peras picadas.

============================

4. Rosa riega rosas raras,

rosas raras, muy doradas.

Ríen rosas al rocío,

ruidosas risas al río.

lunes, 28 de octubre de 2024

Entre la Nostalgia y la Esperanza

  


Hay algo profundamente conmovedor en la música de Forgotten City de Lindsey Stirling. 
Cada nota parece contar una historia que se ha quedado suspendida en el aire, como si capturara el eco de un lugar al que ya no podemos regresar, pero que permanece vivo en la memoria. 

Esa melodía resuena con un anhelo, un deseo por lo que alguna vez fue, mezclado con la esperanza de lo que aún puede ser. 

Como inmigrante, ese sentimiento se convierte en un compañero constante. Llegar a un nuevo país no es solo cambiar de lugar, es dejar atrás un pedazo de uno mismo, de la historia, del corazón.

Las calles de Guatemala, aunque ajenas al principio, empiezan a llenarse de momentos nuevos, de experiencias que se tejen con el hilo del pasado y el presente.

Es una sensación de estar en un lugar que, aunque no es tuyo por origen, lentamente se convierte en parte de ti. La nostalgia es inevitable. A veces llega sin aviso, en una tarde lluviosa, en el aroma de una comida, o en la mirada fugaz de alguien que recuerda un rostro del pasado.

Pero junto a esa nostalgia, surge algo poderoso: la esperanza. La esperanza de que este nuevo lugar también puede ser un hogar, de que las raíces pueden crecer en tierra extranjera, de que el dolor de la distancia se transforma en fuerza y resiliencia.

No es fácil.

A veces duele.

Pero en medio de ese dolor, hay una promesa que se mantiene viva: todo va a estar bien.

Cada paso, cada pequeño logro, cada nueva amistad son pruebas de que es posible seguir adelante.

La vida en un lugar que no es el propio es un recordatorio constante de que la esperanza siempre está ahí, incluso en los días más oscuros.

Como en la melodía de Forgotten City, la tristeza no es solo tristeza; es una invitación a encontrar la belleza en la pérdida y la fuerza en la nostalgia.

Es una danza entre lo que se deja atrás y lo que se encuentra en el camino.

Y, al final, esa mezcla de emociones es lo que nos hace humanos, lo que nos impulsa a seguir adelante, porque sabemos que en algún momento, en algún lugar, todo estará bien.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Anécdota de la Vida Real : La sorpresa

Recuerdan la frase de Woody en Toy Story : Hay una serpiente en mi bota , pues me paso algo similiar pero no con una serpiente, sino con una hormiga. ¿Una hormiga? Si una hormiga.


Estaba en uno de esos momentos de la tarde en que todo parece calmo. Tomé mi vaso de agua, lista para hidratarme, y sin pensarlo dos veces, le di un gran sorbo. Todo parecía normal, hasta que… crunch. Mi cerebro tardó unos segundos en registrar lo que había pasado. “¿Qué acabo de masticar?”, pensé con el ceño fruncido y el estómago ya un poco revuelto.


No pasó mucho tiempo antes de que lo supiera: una hormiga. ¡Sí, una hormiga! Imaginé por un instante su pequeña vida aventurera. Quizás había estado explorando el borde de mi vaso como si fuera el Everest de su mundo, o tal vez solo estaba buscando un chapuzón en lo que para ella era un océano gigante de agua. Pero lo que nunca esperó fue que la aventura acabaría dentro de mi boca.


El asco me invadió rápidamente, pero luego, con una sonrisa, me imaginé la hormiga volviendo a su colonia (en otro mundo donde no acabó siendo masticada) y contándole a sus amigas: “¡Chicos, he sido parte de algo enorme! ¡He viajado en el estómago de un gigante por un segundo!”. Eso sí, probablemente nadie le habría creído.


Al final, la sensación rara en mi boca me dejó pensando: hay sorpresas que uno simplemente no espera en el día. Quizás, la próxima vez, miraré mi vaso de agua antes de beber. O tal vez, me prepararé para otra pequeña aventura… ¡esperando no masticar un insecto!




Beisbol…. ( suspiro y recuerdos ) Supersticiones en el Béisbol

El béisbol, más que cualquier otro deporte, está envuelto en un manto de supersticiones y maldiciones que han marcado tanto a jugadores como a aficionados.

Desde maldiciones legendarias hasta rituales personales de los jugadores, las supersticiones han jugado un papel dramático en la mentalidad de aquellos involucrados en el juego.

Pero, ¿hasta qué punto pueden estas creencias influir en las personas y en los resultados del juego? 

El Poder de las Supersticiones

Las supersticiones no son exclusivas del béisbol, pero en este deporte han alcanzado un nivel casi mitológico. La creencia en maldiciones como la de Billy Goat, el Bambino o la del Coronel Sanders ha influido dramáticamente en la forma en que los aficionados experimentan el deporte.

La presión que generan estas maldiciones a menudo no solo afecta al público, sino que también pesa sobre los jugadores, quienes pueden sentir que están luchando contra algo más grande que sus oponentes.

Por ejemplo, durante los 86 años que los Red Sox estuvieron bajo la Maldición del Bambino, los aficionados vivieron cada temporada con un sentido de inevitabilidad, como si un destino cruel estuviera escrito para el equipo.

Cada error, cada derrota, se interpretaba como evidencia de que la maldición seguía activa . Esto creó una carga emocional no solo para los jugadores, sino también para generaciones de fanáticos que vieron sus esperanzas truncadas año tras año.

¿El Efecto Psicológico en los Jugadores?

No soy psicóloga , así que tuve que leer un poco, y hacerla de detective.

Las supersticiones también influyen directamente en el rendimiento de los jugadores. Muchos desarrollan rituales que, para ellos, aseguran un buen desempeño. Por ejemplo, algunos jugadores siguen estrictos hábitos de vestimenta o alimentación antes de los juegos, creyendo que cualquier alteración podría llevarlos al fracaso.

Wade Boggs, un famoso bateador, comía pollo antes de cada juego y practicaba rigurosamente a la misma hora . Aunque pueda parecer irracional, estas rutinas ofrecen a los jugadores un sentido de control en un deporte donde la incertidumbre está siempre presente.

Sin embargo, cuando las supersticiones fallan, el impacto emocional puede ser devastador. Los jugadores que se sienten atrapados en una maldición o que creen que han roto algún tipo de ritual sagrado pueden caer en una espiral de autodesconfianza, afectando su rendimiento en el campo.

En algunos casos, la presión de los aficionados y los medios amplifica estas sensaciones, llevándolos a crisis de confianza. 

¿ La Creencia Colectiva y la Presión Social?

En muchos casos, las supersticiones en el béisbol trascienden lo individual y se convierten en un fenómeno colectivo. Un ejemplo claro es el caso de los Chicago Cubs y la Maldición de Billy Goat. Los aficionados de los Cubs, durante décadas, crearon una identidad alrededor de la maldición.

Ser “eternamente maldecidos” se volvió una parte integral de la cultura del equipo.

Esta narrativa impactó la forma en que los aficionados veían cada derrota, aceptándola como parte de un destino inevitable, lo que a su vez generaba una presión enorme sobre el equipo. 

En el caso de los Hanshin Tigers y la Maldición del Coronel Sanders en Japón, la superstición también tuvo un impacto colectivo. Tras lanzar una estatua de Coronel Sanders a un río en 1985, los aficionados comenzaron a ver cada derrota como una consecuencia de ese acto. La cultura de los Tigers se impregnó con la noción de la “maldición”, llevando a los seguidores a buscar continuamente formas de revertirla.

El Efecto Terapéutico de Romper una Maldición Cuando una maldición se rompe, como sucedió con los Cubs en 2016 o con los Red Sox en 2004, el alivio colectivo es palpable. Para muchos aficionados, estas victorias no son solo triunfos deportivos, sino la liberación de décadas de frustración y angustia.

Las celebraciones que siguieron a la victoria de los Cubs en 2016 fueron un testimonio del peso emocional que una maldición puede tener en una comunidad entera.

Este tipo de catarsis no solo afecta a los aficionados, sino también a los jugadores.

Romper una maldición puede revitalizar la moral del equipo y darle un nuevo sentido de confianza. Después de 2016, los Cubs pasaron de ser un equipo conocido por su mala suerte a uno con una base sólida para el éxito futuro.

Las supersticiones en el béisbol son un reflejo de la naturaleza humana: buscamos explicaciones para lo inexplicable y formas de controlar lo incontrolable.

Sin embargo, la línea entre lo simbólico y lo real a veces se desdibuja, afectando profundamente la experiencia tanto de jugadores como de aficionados.

Al final, el poder de una superstición radica en la creencia que se le otorga, y esa creencia puede influir dramáticamente en el comportamiento y las emociones de quienes la sostienen.

¿Coincidencia? ¿Destino? ¿Casualidades? ¿Que piensas tú ?

martes, 22 de octubre de 2024

Seguimos hablando de Béisbol- Las Maldiciones


 A lo largo de la historia del béisbol, ha habido varias maldiciones que se han vuelto legendarias, cada una con su propia historia y mitología.

Aquí te menciono algunas de las más famosas:

1. La Maldición del Bambino (Red Sox): Quizás la más conocida, esta maldición se originó en 1919 cuando los Boston Red Sox vendieron a Babe Ruth (el “Bambino”) a los Yankees. Los Red Sox no ganaron otra Serie Mundial hasta 2004, lo que generó 86 años de frustración y supersticiones alrededor del equipo.


2. La Maldición de Billy Goat (Cubs): Como ya lo hemos trabajado, esta maldición fue impuesta a los Chicago Cubs en 1945 y duró hasta 2016, cuando el equipo rompió su sequía de 108 años sin ganar una Serie Mundial.


3. La Maldición de Rocky Colavito (Cleveland Guardians): Esta maldición comenzó en 1960 cuando los Cleveland Indians (ahora Guardians) intercambiaron a su estrella Rocky Colavito, lo que, según muchos, llevó al equipo a un largo periodo de mala suerte sin ganar campeonatos.


4. La Maldición del Coronel Sanders (Hanshin Tigers - Japón): Una de las más extrañas, esta maldición surgió en 1985 cuando los aficionados del equipo japonés Hanshin Tigers lanzaron una estatua de Coronel Sanders (de Kentucky Fried Chicken) a un río tras ganar el campeonato. Se dice que esto trajo mala suerte al equipo, que no volvió a ganar hasta que la estatua fue recuperada en 2009.


5. La Maldición de Billy Penn (Phillies): Afectó a todos los equipos de Filadelfia durante años. Surgió cuando se construyó un rascacielos más alto que la estatua de William Penn, fundador de la ciudad. Los equipos de la ciudad, incluidos los Phillies, sufrieron muchas derrotas importantes hasta que en 2008 la maldición fue “levantada” tras una peculiar solución.


¿ Aprendemos algo de estas maldiciones?

Las supersticiones y las maldiciones en el béisbol, como la Maldición del Bambino, la Maldición de Billy Goat, y otras leyendas, nos recuerdan la fascinación humana con lo inexplicable. Estas historias, aunque aparentemente irracionales, han marcado la narrativa de equipos y aficiones, generando una atmósfera de tensión y expectativas a lo largo de las décadas. Pero lo que estas maldiciones realmente nos enseñan no es sobre fuerzas sobrenaturales que determinan nuestro destino, sino sobre la resiliencia, la paciencia y la inquebrantable fe de quienes las vivieron.


Los aficionados, quienes esperaron generaciones para ver a sus equipos triunfar, nos muestran que incluso ante lo que parece una suerte inamovible, la perseverancia y la esperanza son más poderosas. Cada victoria que rompió una de estas maldiciones —desde los Red Sox en 2004 hasta los Cubs en 2016— no solo fue un logro deportivo, sino también un acto simbólico de liberación y renovación para millones de seguidores.


Al final, las maldiciones del béisbol nos invitan a reflexionar sobre cómo lidiamos con la adversidad, la importancia de no perder la fe y cómo, incluso en medio de la derrota, la esperanza y la pasión pueden ser la verdadera victoria.

Estas historias perduran no solo por los resultados en el campo, sino porque en el corazón de cada maldición rota, encontramos una lección de perseverancia y espíritu humano.


Gracias por seguir leyendo , hasta la próxima . Saludos y bendiciones 

Hablemos de beisbol: La Maldición de Billy Goat


La Maldición de Billy Goat: 71 Años de Desesperación y Gloria para los Cubs 

Empecemos , un poco de historia, si yo se , pero es justo y necesario…

La historia del béisbol está llena de supersticiones y mitos, y pocos han tenido un impacto tan duradero como las maldiciones. Una de las más famosas es la “Maldición del Bambino”, que supuestamente impidió a los Boston Red Sox ganar una Serie Mundial durante 86 años después de que vendieran a Babe Ruth a los Yankees en 1920. Pero si bien los Red Sox lograron romper esa racha en 2004, los Chicago Cubs enfrentaban una maldición propia: la “Maldición de Billy Goat”, que atormentó al equipo durante 71 años. 
Lo que comenzó como un simple incidente en la Serie Mundial de 1945, se convirtió en una leyenda que marcó al equipo y a sus aficionados hasta su histórica victoria en 2016.

Este artículo explora los orígenes, el desarrollo y la eventual ruptura de esta famosa maldición, que, para muchos, fue mucho más que una coincidencia deportiva.


Todo tiene un inicio…El Origen de la Maldición Todo comenzó en el Juego 4 de la Serie Mundial de 1945, cuando William “Billy” Sianis, dueño de la famosa Billy Goat Tavern de Chicago, decidió asistir al partido en Wrigley Field. Lo que hizo este evento peculiar fue que Sianis no iba solo; lo acompañaba su mascota, una cabra llamada Murphy. A pesar de haber comprado un boleto para la cabra, los oficiales del estadio se negaron a permitir su entrada, alegando que el olor del animal molestaba a otros aficionados. Ofendido, Sianis abandonó el estadio, pero no sin antes lanzar una maldición que marcaría a los Cubs por los siguientes 71 años: “Los Cubs nunca más ganarán la Serie Mundial”, proclamó. Esta frase aparentemente sencilla fue el inicio de lo que sería conocido como la Maldición de Billy Goat. 

Años y Años… Décadas de Desilusión A partir de ese fatídico día, los Chicago Cubs pasaron por una serie de derrotas desgarradoras y fracasos inesperados, lo que hizo que muchos comenzaran a creer que la maldición era real. Año tras año, el equipo llegó cerca de ganar campeonatos, pero siempre parecía haber algo que impedía que alcanzaran la gloria.
Uno de los momentos más dolorosos ocurrió en 2003, cuando los Cubs estaban a solo cinco outs de llegar a la Serie Mundial por primera vez desde 1945.
Un aficionado llamado Steve Bartman accidentalmente desvió un foul ball que podría haber sido atrapado por un jugador de los Cubs. Este incidente desató una cascada de errores que llevaron a la derrota del equipo, avivando nuevamente las creencias en la maldición.

Intentos de Romper la Maldición : A lo largo de los años, tanto jugadores como aficionados intentaron todo tipo de rituales para levantar la maldición. En varias ocasiones, se llevaron cabras al estadio de los Cubs en un intento simbólico de “apaciguar” el supuesto hechizo. 
En 2003, un grupo de aficionados incluso llevó una cabra a Wrigley Field y trató de entrar con ella, como un esfuerzo desesperado para revertir el destino del equipo. A pesar de los múltiples intentos, la maldición parecía implacable. La idea de que una simple cabra había sellado el destino del equipo durante tanto tiempo se fue arraigando en la cultura popular y en el corazón de los aficionados, quienes vivían cada temporada con la esperanza de que esta fuera la última bajo el peso de la maldición.

La Victoria de 2016 : - El 2016 fue el año en que la historia finalmente cambió. Los Cubs llegaron a la Serie Mundial por primera vez en décadas y, tras una serie de partidos de alta tensión, se enfrentaron a los Cleveland Indians en un séptimo y decisivo juego.
Este partido, que ya es considerado uno de los más emocionantes en la historia del béisbol, se fue a entradas extra, manteniendo a los aficionados al borde de sus asientos. Finalmente, en la madrugada del 3 de noviembre de 2016, los Chicago Cubs ganaron su primer título de la Serie Mundial en 108 años, poniendo fin a la maldición de Billy Goat. Fue una victoria no solo para el equipo, sino para generaciones de aficionados que habían esperado toda su vida por ese momento. El tercer out, una roleta a Kris Bryant, y su sonrisa mientras lanzaba la pelota para asegurar la victoria, quedarán para siempre en la memoria del béisbol.

Legado y Significado La Maldición de Billy Goat no solo es una historia sobre deportes, es un relato sobre perseverancia, superstición y la conexión emocional que los aficionados tienen con su equipo.
Durante 71 años, la maldición fue un símbolo de la mala suerte y la desilusión que acompañó a los Cubs y a sus seguidores.
Pero con la victoria de 2016, el equipo no solo rompió una maldición, sino que demostró que la paciencia y la esperanza pueden dar sus frutos, incluso después de más de un siglo de espera.

Hoy, la historia de la Maldición de Billy Goat forma parte del folclore del béisbol y sigue siendo contada, no como una advertencia, sino como un recordatorio de que, en el deporte y en la vida, nunca se debe perder la fe.

lunes, 21 de octubre de 2024

La Transformación de Ser Uno Mismo: Un Cambio renovador


A menudo escuchamos a la gente decir: 
“Ya no eres el mismo de antes”. 
Y tienen razón. 
Nadie puede ser la misma persona de ayer, y mucho menos de hace diez años. 
Las experiencias, las personas que conocemos, los retos que enfrentamos y los triunfos que celebramos nos moldean de maneras que a veces no podemos percibir en el momento. Sin embargo, al mirar atrás, nos damos cuenta de cuánto hemos cambiado.



El Tiempo: El Forjador de Nuestra Identidad

El paso del tiempo es un maestro implacable. No podemos detenerlo, pero sí podemos aprender de cada día que vivimos. A través de los años, cada una de nuestras decisiones, cada dificultad que enfrentamos y cada momento de felicidad nos va moldeando, dejando una huella en nuestro carácter.

Ya no somos los mismos de hace diez años, y esa es la verdadera magia de la vida. Las experiencias nos ofrecen una oportunidad única para evolucionar y convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. Lo que ayer nos parecía imposible o doloroso, hoy lo vemos como una lección que nos hizo más fuertes.

El Impacto de las Experiencias Diarias

Cada día nos trae algo nuevo. A veces es algo grande y obvio, como un cambio en el trabajo, una pérdida o una nueva relación. Otras veces, son los pequeños detalles: una conversación, un libro leído, o incluso un momento de silencio en el que reflexionamos. Todo eso contribuye a nuestra transformación.

No somos la misma persona después de enfrentar una dificultad que antes de haberla conocido. Las experiencias nos enseñan y nos invitan a adaptarnos, a aprender y, sobre todo, a crecer. Esa evolución es inevitable, aunque a veces otros no lo comprendan o incluso lo cuestionen.

La Crítica del Cambio

Es común que cuando cambiamos, las personas a nuestro alrededor se sientan incómodas o nos digan: “Ya no eres el mismo”. La sociedad, e incluso nuestros seres queridos, pueden aferrarse a una versión de nosotros que ya no existe. Pero cambiar no es una traición a quienes fuimos, sino una evolución natural. No podemos permanecer estáticos cuando la vida nos presenta oportunidades para ser mejores.

Es importante aceptar que el cambio es parte del proceso humano. Las versiones anteriores de nosotros mismos son las que nos permitieron llegar al lugar en el que estamos hoy. Apreciarlas, pero no aferrarnos a ellas, es clave para continuar avanzando.

La Transformación Constante

El cambio no termina nunca. Seguimos aprendiendo, creciendo y transformándonos hasta el último día de nuestra vida. Y esa es la belleza de la existencia humana: siempre hay una nueva lección, un nuevo desafío y una nueva oportunidad de descubrir algo sobre nosotros mismos.

El proceso de transformación no es lineal. A veces nos sentimos perdidos, como si hubiéramos retrocedido. Pero incluso en esos momentos de confusión o retroceso, estamos en proceso de aprendizaje y eventual crecimiento.

El Valor de Ser Gentil Con Uno Mismo

Mientras navegamos por estos cambios, es crucial ser gentiles con nosotros mismos. No podemos exigirnos ser las mismas personas de ayer, y tampoco podemos juzgarnos por cómo fuimos en el pasado. Cada versión de nosotros ha tenido un propósito en su momento.

El verdadero desafío es aceptar la transformación y abrazarla como parte de lo que significa estar vivo. Cada día nos brinda una nueva oportunidad de evolucionar, de redefinirnos y de ser más auténticos en nuestra forma de vivir y en cómo nos relacionamos con el mundo.


Conclusión

La transformación humana es inevitable y hermosa. Somos el resultado de nuestras experiencias, y con cada nuevo día tenemos la oportunidad de aprender, cambiar y crecer. No somos la misma persona de ayer, ni debemos serlo. Las experiencias que acumulamos a lo largo de los años nos han moldeado en quien somos hoy, y continuarán haciéndolo en el futuro. Lo importante es abrazar esa transformación y reconocer que el cambio es parte esencial de la vida.

El Arte de Ser Gentil con Uno Mismo


La autocompasión es un término que ha comenzado a resonar más en los últimos años, pero para muchos de nosotros, puede ser un concepto difícil de abrazar. 
Nos enseñan desde jóvenes a ser fuertes, a no fallar y a alcanzar siempre más. 
Este enfoque, aunque bien intencionado, a veces nos deja sin espacio para reconocer nuestros propios límites, descansar y ser amables con nosotros mismos cuando más lo necesitamos.


El Problema de la Autoexigencia


La autoexigencia es un rasgo común en personas que aspiran a mejorar constantemente. Queremos ser mejores, hacer las cosas bien y alcanzar metas. Sin embargo, la autoexigencia mal dirigida puede transformarse en una fuente de estrés y desgaste emocional. Nos decimos cosas como: ”¿Por qué no puedo hacer esto mejor?” o “Debería haberlo sabido” o “No soy lo suficientemente bueno”.


Ser duro con uno mismo a veces nace de una sensación de responsabilidad o de querer ser lo mejor para los demás, pero lo que muchas veces no reconocemos es que esto no solo puede dañarnos emocionalmente, sino también impedir que alcancemos nuestro máximo potencial. La presión constante sin momentos de pausa y reflexión puede generar agotamiento, frustración e incluso desmotivación.


El Valor de la Autocompasión


Ser gentil con uno mismo significa practicar autocompasión. Implica tratarnos con el mismo cuidado y amabilidad que ofreceríamos a un amigo querido que esté pasando por un momento difícil. A menudo, cuando un ser querido se siente mal o comete un error, lo abrazamos y le decimos palabras reconfortantes, pero ¿cuántas veces hacemos eso con nosotros mismos?


La autocompasión no es indulgencia ni falta de esfuerzo. No se trata de dejar de aspirar a mejorar, sino de entender que el camino hacia el crecimiento personal no debe ser doloroso ni cruel con nuestro propio ser. Es aprender a reconocer que somos humanos, que cometemos errores y que es parte del proceso de aprendizaje.


Prácticas para Ser Más Gentil Contigo Misma


Aquí te dejo algunas prácticas que pueden ayudarte a cultivar más autocompasión en tu vida diaria:


1. Habla Contigo Misma con Bondad


Detente por un momento y reflexiona: ¿Qué tipo de palabras usas cuando te hablas a ti misma? A menudo, somos rápidos para criticarnos o hacernos sentir menos, pero pocas veces nos dirigimos palabras de ánimo o consuelo. Intenta cambiar el diálogo interno. En lugar de decirte cosas como “No puedo creer que hice esto mal”, prueba con “Estoy haciendo lo mejor que puedo, y eso está bien”.


2. Permítete Sentir


Ser gentil contigo misma implica permitirte sentir tus emociones sin juzgarte por ellas. Está bien sentir tristeza, frustración o cansancio. No siempre tenemos que estar “bien”. Las emociones no son señales de debilidad, sino reflejos de que somos humanos. En lugar de reprimir lo que sientes, permítete aceptar esas emociones y recuerda que todo pasará. Cada emoción tiene su propósito, y está bien no ser “fuerte” todo el tiempo.


3. Abraza tus Errores como Oportunidades


A veces, cuando cometemos errores, tendemos a castigarnos mentalmente por no haber sido “perfectos”. Pero en realidad, los errores son una parte fundamental del aprendizaje. Nadie alcanza el éxito sin haberse caído alguna vez. En lugar de criticarte, intenta ver cada error como una oportunidad para crecer. Pregúntate: ”¿Qué puedo aprender de esto?” en lugar de ”¿Cómo pude haber sido tan tonta?”


4. Tómate el Tiempo para Descansar


Ser gentil contigo misma también significa reconocer tus límites y tomarte el tiempo necesario para descansar. La cultura de la productividad nos empuja constantemente a estar en movimiento, pero el descanso no es un lujo, es una necesidad. Tómate tiempo para relajarte sin culpa. Permítete disfrutar de momentos de tranquilidad, ya sea leyendo, meditando o simplemente no haciendo nada.


5. Acepta que el Proceso es Lento


El cambio y la mejora personal no suceden de un día para otro. Ser más gentil contigo misma significa aceptar que el crecimiento es un proceso que lleva tiempo. Hay días en que todo parece ir bien, y otros en los que retrocedes, pero eso no significa que no estés avanzando. Aprende a ser paciente contigo misma. Todo lo que vale la pena lleva su tiempo, y el cambio profundo no es la excepción.


Cómo Cultivar la Autocompasión en Momentos Difíciles


Cuando te enfrentes a un momento difícil, en lugar de juzgarte por lo que estás sintiendo o por lo que crees que deberías haber hecho de otra manera, intenta:


1. Reconocer el momento de sufrimiento. Está bien no sentirse bien todo el tiempo.

2. Practicar mindfulness. Permite que las emociones surjan sin tratar de resistirlas o reprimirlas.

3. Decirte palabras de consuelo. Hazte preguntas como: ”¿Qué le diría a un amigo en esta situación?” y aplícalo a ti misma.

4. Recordarte que no estás sola. Todos los seres humanos pasan por dificultades. Lo que estás experimentando no te hace diferente ni menos valiosa.


Conclusión


Ser gentil contigo misma es un acto de valentía. Es un recordatorio de que mereces el mismo amor y compasión que ofreces a los demás. A medida que aprendas a ser más amable contigo misma, verás cómo tu relación contigo misma y con el mundo cambia de manera profunda. El viaje hacia la autocompasión es continuo, pero cada paso hacia ese amor propio te llevará a una vida más plena y equilibrada.

🌺 When the Body Speaks: A Letter We Should All Write 🌺

Your body doesn’t betray you—it tries to protect you. But are you listening? In the hustle of everyday life, it’s easy to forget that our bo...