En sueños tejí un mundo de esperanza,
un amor imposible que mi corazón guardaba,
alimentando ilusiones con cada mirada,
aunque en mi alma sabía que era nada.
Recorrí senderos de fantasía y deseo,
creyendo en palabras que nunca existieron,
dibujando un futuro que nunca llegó,
construyendo castillos que el viento arrasó.
Ahora sé que él tiene otra mano que sostener,
y aunque mi mente jugaba a imaginarlo mío,
en mi pecho un vacío comienza a crecer,
un vacío que no logra despertar ni un frío suspiro.
Quisiera llorar por lo que nunca fue,
pero no hay lágrimas que puedan caer,
pues mi corazón sabía desde el primer día
que este amor era solo una dulce fantasía.
Aunque el desencanto me roza y me hiere,
no hay lamento que mi alma libera,
pues en mi pecho aún late la esperanza
de que algún día llegue un amor que me abrace
Y que sostenga mi corazón.
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