viernes, 12 de julio de 2024

Miedo a la Noche

Empecé a temerle a la noche cuando los dolores se convirtieron en eso en punzadas eternas que la medicina ya no podía curar, y no quiero ser dependiente de las pastillas, así que me aguanto como los machos una expresión que me causa gracia, pero realmente si he aguantado mucho dolor y para nada es agradable.

La noche es como un vasto océano de oscuridad, donde la luz del día se disuelve en un abismo de sombras. 

En este mar negro, nuestras mentes navegan sin el faro de la certeza, y los monstruos de la imaginación surgen de las profundidades, agitando las aguas con miedos ancestrales.

Cada rincón oscuro es un eco del desconocido, cada sonido una voz del invisible.

La luna, pálida y distante, es el único testigo de nuestras inquietudes, colgada en el cielo como una lámpara solitaria en un vasto salón vacío. Pero en esta inmensidad, el miedo es también un maestro, susurrando lecciones de valentía.

Nos recuerda que, al igual que el sol siempre regresa para disipar la noche, nuestra fuerza interna puede encender una luz en medio de la oscuridad.

La noche, entonces, no es solo un reino de temores, sino también una cuna de sueños, donde la quietud y la introspección pueden florecer.

Al enfrentarnos a su misterio, aprendemos a descubrir las estrellas que brillan dentro de nosotros mismos, guiándonos hacia la serenidad y la confianza.




Insomnio

En Mayo empecé a enfermar , aunque me hacía la fuerte, y procuraba no llorar, porque si demuestras que no eres fuerte, lo primero que recibes son regaños, y que no estas bien con Dios, que debes arrepentirte, y un mil cosas más.

Buscas aprobación de los demás porque no es bien visto no estar bien , así que no es bueno no estar bien .

Y entre las enfermedades y las tristezas, viene el insomnio , el eterno acompañante de las tristezas. Así que escribí una pequeña Oda al Insomnio, como lo veo desde mi interior.

El insomnio es como un ladrón sigiloso que se desliza en la noche, robando el preciado tesoro del sueño. Mientras el mundo descansa en un manto de tranquilidad, el insomnio acecha, susurrando inquietudes y pensamientos sin fin en la mente. 

Cada hora que pasa es como un reloj de arena interminable, donde los granos caen lenta y tortuosamente. Los ojos, cansados y pesados, se niegan a cerrarse, atrapados en un ciclo de vigilia y desvelo. 

La almohada, en lugar de ser un refugio de descanso, se convierte en un campo de batalla donde se libran guerras silenciosas contra la inquietud. Las sombras en la habitación se alargan, convirtiéndose en testigos mudos de esta lucha solitaria. 

El insomnio no solo roba el sueño, sino que también secuestra la paz, dejando una sensación de agotamiento que se arrastra hasta el amanecer. Sin embargo, en medio de esta batalla, hay momentos de tregua, pequeñas victorias donde la mente encuentra breves instantes de calma.

Es en esos momentos donde podemos sembrar semillas de serenidad, aprendiendo a domar al ladrón, un pensamiento a la vez, hasta que el sueño, lento pero seguro, vuelva a reclamarnos.




jueves, 11 de julio de 2024

Tener un buen corazón no está pasado de moda.

Hoy quiero hablarles sobre una creencia que llevo en mi corazón:

"Dicen que me hace falta malicia, pero yo creo que no me falta nada. Es la gente la que necesita tener un buen corazón".

En nuestra sociedad, a menudo se valora la astucia y la malicia como herramientas para sobrevivir y prosperar.

Sin embargo, me gustaría desafiar esta idea y sugerir que lo que realmente necesitamos es más bondad y compasión.

Permítanme compartir algunos ejemplos. Pensemos en el campo de la medicina. Durante mi reciente operación complicada, me di cuenta de que, más allá de la habilidad técnica del equipo médico, lo que marcó la diferencia fue la compasión y el cuidado que mostraron. Mi médico, con su compromiso y dedicación, no solo me ayudó a sanar físicamente, sino que también me brindó un apoyo emocional invaluable. Su buen corazón fue el verdadero sanador.

En nuestra vida cotidiana, encontramos innumerables oportunidades para ejercer la bondad. Recuerdo una ocasión en la que un amiga cercano se enfrentaba a una situación difícil. En lugar de ofrecer consejos calculadores, decidí escuchar con empatía y ofrecer mi apoyo incondicional. Esta simple muestra de compasión fortaleció nuestra amistad y le brindó la fuerza necesaria para superar sus desafíos. 

Otro ejemplo es mi deseo de iniciar un negocio relacionado con la salud.

Mi objetivo no es solo generar ingresos, sino también ofrecer un servicio que realmente beneficie a las personas.Quiero crear un espacio donde se brinde atención y cuidado genuino, desde consultas y exámenes de fisioterapia hasta la venta de productos que mejoren la calidad de vida.

Creo firmemente que liderar con el corazón y la integridad atraerá a personas que valoren lo mismo.

En contraste, aquellos que se enfocan en la malicia y la manipulación pueden encontrar éxito temporal, pero a largo plazo, las relaciones genuinas y el respeto verdadero son los que perduran.

La malicia puede abrir puertas, pero es el buen corazón el que construye puentes y crea conexiones duraderas.

En mi opinión muy personal No necesitamos más malicia en el mundo.

Lo que realmente hace falta es más gente con buen corazón. Al cultivar la bondad y la compasión, no solo mejoramos nuestras propias vidas, sino que también creamos un entorno más positivo y solidario para todos.

Así que, cuando alguien te diga que te falta malicia, recuerda que tener un buen corazón es tu verdadera fortaleza. 

Muchas gracias por leer este blog, bendiciones 



miércoles, 10 de julio de 2024

El Miedo como Maestro

Hay un libro que actualmente estoy leyendo “ El Camino de la Escritura ” y hablaba del miedo y de esta frase en particular:  "lo único que hemos de tener miedo es del propio miedo", 

Estimados amigos, Hoy quiero compartir con ustedes una verdad poderosa que me llego mucho alma y el corazón : lo único que debemos temer es al propio miedo. Esta frase, pronunciada por Franklin D. Roosevelt durante un momento crítico de la historia, nos recuerda que nuestros temores, cuando se les permite crecer, pueden ser más devastadores que las amenazas externas. 

Permítanme comenzar con una historia personal. Recientemente, me sometí a una operación complicada. El miedo al dolor, a la recuperación y a la incertidumbre me envolvió. Sin embargo, me di cuenta de que mi miedo era una barrera mayor que la operación misma. 

Al enfrentar mi temor, descubrí una fuerza interior que no sabía que tenía. Como el ave Fénix, resurgí de las cenizas, más fuerte y más decidido a vivir plenamente. 

En la historia de la humanidad, hemos visto innumerables ejemplos de cómo el miedo puede paralizarnos. 

Durante la Gran Depresión, millones de personas se enfrentaron a la desesperación y la incertidumbre. 

Roosevelt, con su famosa frase, inspiró a una nación a superar sus temores y a trabajar juntos hacia la recuperación. Nos enseñó que la valentía no es la ausencia de miedo, sino la acción a pesar de él. 

Tomemos otro ejemplo de la naturaleza: el ciclista que teme caer nunca se subirá a la bicicleta. Pero aquellos que enfrentan su miedo, aunque caigan varias veces, eventualmente aprenden a equilibrarse y a disfrutar del viaje. 

El miedo a fracasar puede impedirnos intentar, pero es solo a través de nuestros intentos y errores que logramos el éxito. 

En nuestras vidas personales y profesionales, el miedo puede manifestarse de muchas formas: miedo al rechazo, miedo al cambio, miedo a lo desconocido. 

Sin embargo, es crucial recordar que el miedo es un producto de nuestra mente. 

Podemos elegir enfrentarlo, desafiarlo y superarlo. 

Para aquellos que, como yo, están en una etapa de recuperación o enfrentando un desafío importante, quiero decirles que no están solos.

La fuerza para superar el miedo reside en cada uno de nosotros. 

Apoyémonos en nuestros seres queridos, en nuestras comunidades, y recordemos que cada pequeño paso que damos es una victoria contra el miedo.

En conclusión, el miedo solo tiene el poder que le otorgamos. Al enfrentarlo, no solo lo debilitamos, sino que también nos fortalecemos.

Así que, cuando el miedo toque a nuestra puerta, recordemos que somos más fuertes de lo que creemos.

Y al hacerlo, no solo sobreviviremos, sino que prosperaremos. 

Espero que este tema sea de ayuda y te inspire a seguir adelante sin permitir que el miedo te detenga.



martes, 9 de julio de 2024

Máscara

El sufrimiento y el dolor nos revelan la dureza de la vida y la crueldad del mundo.

Cada batalla perdida nos enseña a desconfiar de las personas, empujándonos a refugiarnos en un caparazón impenetrable.

Poco a poco, nos colocamos una máscara para protegernos de nuevas heridas, ocultando nuestro verdadero yo tras una fachada que nos resguarda de la vulnerabilidad.

La máscara se convierte en una segunda piel, una barrera entre nosotros y el mundo exterior.

Con ella, podemos aparentar fortaleza y serenidad, aunque por dentro nos sintamos rotos y desamparados.

Esta máscara nos permite ocultar nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos, evitando que otros vean nuestras debilidades y miedos más profundos.

Nos volvemos expertos en fingir, en mostrar una sonrisa cuando el corazón llora, en proyectar seguridad cuando el alma tiembla de incertidumbre.

A través de esta máscara, aprendemos a interactuar con los demás sin revelar demasiado de nosotros mismos.

Nos volvemos cautelosos y medidos en nuestras palabras y acciones, siempre manteniendo una distancia segura.

Sin embargo, con el tiempo, esta máscara puede volverse una prisión, aislándonos aún más de quienes nos rodean y de nuestra propia esencia. 

La carga de mantener esta fachada se vuelve pesada, y el anhelo de ser comprendidos y aceptados tal como somos, sin filtros ni barreras, crece dentro de nosotros.

La máscara, aunque nos protege, también nos roba la oportunidad de conectar auténticamente con los demás.

Nos priva de la posibilidad de ser vulnerables y de encontrar en esa vulnerabilidad una fuerza compartida.

Pero quizás, en algún momento, encontremos a alguien capaz de ver más allá de nuestra máscara, alguien que nos inspire a dejarla caer y a mostrar nuestro verdadero yo, completo con todas sus cicatrices y fortalezas.

Y en ese acto de valentía, descubriremos que la verdadera conexión y el verdadero entendimiento solo son posibles cuando nos atrevemos a ser genuinamente nosotros mismos.

lunes, 8 de julio de 2024

Cuando te importa alguien siempre tendrás tiempo para el o ella .

En la vorágine de la vida diaria, el tiempo se convierte en un recurso precioso y a menudo escaso. 

Nos encontramos constantemente equilibrando responsabilidades, compromisos y deseos.

Sin embargo, hay una verdad ineludible: si una persona no es importante para ti, nunca encontrarás el tiempo para estar con ella.

Las prioridades se revelan en las acciones.

Cuando alguien ocupa un lugar especial en nuestro corazón, hacemos espacio en nuestras agendas, sin importar lo ocupadas que estén.

Es en esos momentos, en esos esfuerzos conscientes, donde demostramos cuánto valoramos a alguien.

Nos levantamos temprano o nos quedamos hasta tarde, desviamos nuestros planes y sacrificamos nuestro propio confort, todo por el simple deseo de compartir tiempo con esa persona.

Por otro lado, cuando alguien no tiene ese peso en nuestras vidas, las excusas se acumulan fácilmente. "Estoy demasiado ocupado", "Tal vez la próxima semana", "Tengo mucho en mi plato ahora mismo" se vuelven mantras que revelan una verdad incómoda: la falta de importancia que le asignamos a esa relación.

Es una dura realidad, pero también una brújula que nos guía hacia lo que realmente importa.

Nos recuerda que el amor, la amistad y las conexiones significativas no solo requieren palabras, sino también acciones y tiempo.

Nos invita a reflexionar sobre a quién damos nuestro tiempo y a reconsiderar nuestras prioridades.

Porque, al final, el tiempo es el regalo más valioso que podemos ofrecer.

Es la moneda con la que compramos recuerdos, forjamos lazos y construimos relaciones duraderas.

Así que, cuando encuentres a alguien por quien siempre estás dispuesto a hacer espacio en tu vida, sabrás que esa persona es verdaderamente importante para ti.

domingo, 7 de julio de 2024

Regrese a casa

Después de quince días fuera, regresar a casa fue un bálsamo para el alma. 

Cada paso hacia la puerta me acercaba a ese lugar que, aunque a veces se dice que está en el corazón, tiene un rincón físico que nos espera con los brazos abiertos. 

Al cruzar el umbral, una ola de familiaridad y paz me envolvió. 

Los muebles, las fotos en las paredes, el aroma único de nuestro hogar... todo me susurraba historias de momentos compartidos, de risas y lágrimas que solo pueden nacer en el refugio más íntimo de uno mismo. 

Pero lo mejor de todo fue ver a mi hijo. Sus ojos brillaron al verme, y en su abrazo encontré la esencia misma de lo que significa hogar. 

No hay lugar en el mundo que pueda igualar la calidez y el amor que él emana. 

En su sonrisa, sentí la bienvenida más profunda y sincera. 

Es cierto, la casa puede estar en el corazón, pero también se materializa en los lugares y las personas que amamos. Y en ese instante, entendí que mi verdadero hogar es donde están los que quiero, donde puedo ser yo misma, rodeada de amor incondicional. 

Regresar a casa, después de días de ausencia, me recordó que no importa dónde estemos, siempre llevamos un pedazo de hogar dentro de nosotros. 

Pero nada se compara con la dicha de estar físicamente presente, de sentir los latidos del hogar en sincronía con los propios. 

Volver a casa fue, sin duda, un reencuentro con la paz, la alegría y el amor en su forma más pura. 

Mi familia es mi hijo, por lo menos acá en Guatemala. Aunque la otra esta en mi país.






Bailar bajo la lluvia

Aprovechando las lluvias que hemos tenido en Guatemala, y que me ha tocado manejar bajo la lluvia, me recordó de singin’n in the rain , esa ...