miércoles, 23 de julio de 2025

🗣️ No es lo que dices, es cómo lo dices




El arte de comunicar sin herir


Hay frases que retumban en el corazón más que en los oídos.

No por las palabras en sí, sino por la manera en que fueron pronunciadas.

Y es que muchas veces, los malentendidos, los enojos e incluso los distanciamientos más dolorosos no surgen por lo que se dijo… sino por cómo se dijo.


Está frase me pego mucho ya que mi Profesor de RadioTeatro Roberto Santandrea siempre la decia.


¿Cuántas veces has sentido que una verdad necesaria te fue lanzada como una piedra?

¿O que una frase amable perdió todo su valor por el tono indiferente con que fue soltada?


La diferencia entre hablar y comunicar


Hablar lo hacemos todos. Comunicarnos… no siempre.

La comunicación efectiva no solo transmite un mensaje, también cuida el alma del otro.

No se trata de adornar la verdad ni de evitar temas difíciles, sino de usar empatía, tono, intención y respeto como ingredientes básicos de cualquier diálogo.


Una misma frase puede consolar o herir, acercar o alejar, dependiendo de cómo la digamos.


💬 “Estoy cansada” puede sonar a una petición de ayuda…

…o a un reproche, dependiendo del tono.


💬 “Te quiero mucho” puede sentirse como un abrazo…

…o como una obligación, si se dice con frialdad.


El tono tiene poder


Hay palabras suaves que calman tormentas,

y tonos agrios que incendian puentes.

Y en medio de todo, está la gran lección: la forma también comunica.


Por eso, antes de hablar, respira.

Antes de responder, siente.

Antes de juzgar, recuerda que detrás del otro hay un corazón que también duele, también se cansa, también espera ser comprendido.


La ternura no es debilidad, es sabiduría emocional


Una voz amable puede abrir puertas que la fuerza jamás logrará empujar.

No hay necesidad de gritar para ser firme, ni de herir para ser claros.


A veces lo que decimos es cierto…

…pero si no cuidamos cómo lo decimos, corremos el riesgo de convertir la verdad en un arma en lugar de una herramienta.


🌿 Reflexión :


El mundo ya tiene demasiada prisa, demasiada dureza, demasiadas respuestas sin alma.

Que tú seas de los que saben hablar con el corazón.

Que tus palabras no solo sean escuchadas, sino sentidas.


Porque al final del día, no siempre recordamos lo que nos dijeron…

pero nunca olvidamos cómo nos hicieron sentir.

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