“La vida se manifiesta a través del movimiento.” — Aristóteles
Después de una operación, el cuerpo cambia. Todo se vuelve más lento, más frágil, más vulnerable. A veces, solo respirar ya es un reto. Pero en medio de esa pausa impuesta por el dolor, descubrí algo transformador: el movimiento también es medicina.
No hablo de grandes hazañas atléticas.
Hablo de pequeños gestos que cobran un significado profundo cuando vienes de un proceso quirúrgico: mover los pies en la cama, sentarte, estirarte con cuidado, dar unos pasos por la casa, levantar los brazos al cielo como señal de que aún puedes.
Cada uno de esos movimientos fue una victoria. Un paso más hacia mi recuperación… y hacia mi libertad.
Durante los primeros días, me sentía prisionera de mi cuerpo.
Mi mente quería correr, pero mi cuerpo apenas podía caminar. Sin embargo, entendí que no se trataba de ir rápido, sino de no detenerme. Porque cuando dejas de moverte, no solo se detiene el cuerpo… también se estanca el alma.
Fue entonces cuando recordé la frase de Aristóteles:
“La vida se manifiesta a través del movimiento.” Qué cierta es. Todo lo vivo se mueve: el mar, el viento, la sangre, las emociones.
Incluso el dolor se transforma cuando decides enfrentarlo en movimiento.
Mantenerme activa, aunque fuera lentamente, me devolvió la esperanza. Me hizo sentir que tenía el control sobre algo, que podía participar en mi sanación.
El movimiento se convirtió en una forma de fe: cada paso, por más pequeño, era un acto de confianza en que todo mejoraría.
Y no solo me moví físicamente. También decidí mover mis pensamientos, mis emociones, mis proyectos.
No dejé que el miedo me paralizara.
Enfrenté la ansiedad, la tristeza, la frustración… caminando con ellas, no huyendo.
Porque si hay algo que aprendí en esta etapa es que el movimiento no solo es acción: también es decisión.
Un llamado a ti que estás en pausa
Si estás atravesando un momento difícil, en cama o en una pausa forzada por la vida, quiero decirte algo desde el fondo de mi corazón: muévete como puedas.
Si no puedes caminar, respira profundo. Si no puedes alzar el cuerpo, alza una oración, un pensamiento, una intención.
Si no puedes ir lejos, da un paso interior.
Todo cuenta.
Todo suma.
El movimiento no siempre se ve.
A veces es interno. A veces es invisible.
Pero siempre, siempre… es vida en acción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario