domingo, 6 de abril de 2025

El Poder de la Virtud

 

Esta hermosa tarde escuché unas palabras que tocaron profundamente mi alma.

El presidente Nelson, un hombre de fe y sabiduría, habló sobre algo que a veces olvidamos en medio de las prisas del día a día: la confianza ante Dios.

Él dijo: Estas palabras me invitan a una pausa. Una pausa para mirar hacia adentro. Porque si algo nos permite acercarnos a Dios con confianza, es vivir con virtud. No me refiero solo a grandes actos heroicos, sino a esos valores sencillos y profundos que nos hacen realmente humanos:

  • Decir gracias y por favor.

  • Ser amables incluso cuando nadie lo nota.

  • Ayudar a quien lo necesita, sin esperar recompensa.

  • Respetar, aunque pensemos diferente.

  • Servir con alegría.

  • Escuchar con el corazón.

Es lo que nos conecta con lo divino y con lo mejor de nosotros mismos. Los siguientes pilares que hacen más fuerte nuestra virtud : Amabilidad, respeto, gratitud, decir gracias, por favor, servir, ayudar…

La virtud es Acción:

  • Compasión: sentir con el otro, no solo por el otro.

  • Honestidad: ser transparentes con nosotros mismos y con los demás.

  • Perdón: dejar ir para vivir libres, sin cargar culpas o resentimientos.

  • Humildad: reconocer que siempre podemos aprender y crecer.

  • Paciencia: confiar en los tiempos de Dios, incluso cuando todo parece lento.

  • Templanza: mantener la calma en medio del caos.

  • Lealtad: ser fieles a nuestros principios, aunque el mundo piense distinto.

  • Esperanza: creer que lo mejor aún está por venir, aun en medio del dolor.

Cuando cultivamos estas virtudes, nos volvemos verdaderamente humanos. No por lo que tenemos, sino por lo que damos desde el corazón.

La virtud no es una corona que se lleva en la cabeza, sino una luz que se refleja en nuestras acciones cotidianas.

Y como dijo el presidente Nelson: “Mientras buscamos diligentemente que la caridad y la virtud llenen nuestras vidas, nuestra confianza en acercarnos a Dios aumentará.”

Hoy, tenemos un Challenge, si quiero invitarte —como me invito a mí misma— a tomar decisiones intencionales que te acerquen más a Dios y a lo mejor de ti. La fe no es algo reservado para los domingos. Es una forma de vivir.

Que tus pasos de hoy estén llenos de virtud. Que tu corazón esté dispuesto. Y que encuentres, en cada acto de bondad, una señal de que Dios camina contigo.

¿Qué virtud puedo practicar hoy que me acerque más a Dios y al propósito más hermoso de mi vida?

Perdonar, Agradecer, o simplemente sonreír a alguien que lo necesita.

Recuerda: los actos más pequeños, hechos con amor, tienen un eco eterno.


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