lunes, 13 de enero de 2025

Confesiones de un adicto al celular


Cualquier parecido a la Vida Real es pura coincidencia- tómelo por el lado amable 😅😇…

Hola, me llamo me llamo,Russell ( se recuerdan como el empieza a presentarse en Up, amé el personaje ) y… soy un adicto al celular

Sí, lo confieso, mi pantalla brilla más que mi vida social, y mi pulgar tiene mejor condición física que el resto de mi cuerpo.

Todo comenzó con una simple notificación. Un “ding” inocente, como si el universo quisiera decirme: “Esto es importante”. Pero no lo era. Era un meme. Un meme que me llevó a otro meme, y luego a un video de un gato bailando salsa. Y antes de darme cuenta… ¡oh, my cat! ¡Habían pasado dos horas!


El tiempo en las redes sociales es como un agujero negro: te metes “solo 5 minutos” y sales dos horas después, con hambre, deshidratación y la extraña sensación de que viste demasiados videos de recetas que nunca harás.


Y no me malinterpreten, las redes sociales tienen cosas buenas. Me enteré de que mi amigo de la primaria ahora es un chef (o eso dice su bio de Instagram), que mi vecino tiene un gato influencer con más seguidores que yo, y que alguien, en algún lugar, está feliz de anunciar que “se comprometió con su alma gemela”. 

Mientras yo… yo sigo aquí, buscando el meme perfecto para compartir.


¿Y qué pasa con las notificaciones? Ah, las notificaciones… esos pequeños “ding-ding” que controlan mi vida. Ni siquiera tienen que ser importantes. Si mi celular suena, corro como si fuera el anuncio del fin del mundo. Y si no suena, lo reviso cada cinco minutos, por si acaso. Porque, claro, el mundo podría estar colapsando sin mí.


Lo más irónico es que a veces, mientras estoy en el celular, me topo con un video que dice: “Deja el celular y vive la vida”. ¿Y qué hago? ¡Le doy like! Porque la contradicción también es parte del paquete.


Así que aquí estoy, confesando mi adicción, mientras planeo revisar mi celular apenas termine este monólogo. Porque, admitámoslo, no soy solo yo. Somos todos. 

Bienvenidos a la era en que los celulares son nuestra sombra y las redes sociales, nuestro espejo. Y creo que ese final no me gusta ..

Probemos con esto :

Así que, ¿qué aprendí de todo esto? Que tal vez no sea tan malo pasar horas viendo videos de gatos y memes, porque al menos mis dedos están en forma. Ahora, si me disculpan, voy a publicar esto en mi blog… después de revisar mis notificaciones, claro.

======== Reflexión 


Reírnos de nuestra adicción al celular nos ayuda a aliviar la culpa, pero también es un recordatorio de cuánto tiempo podemos perder sin darnos cuenta.

Cada minuto que pasamos deslizando la pantalla es un minuto que dejamos de invertir en nuestras pasiones, en las personas que amamos o en momentos que realmente llenan el alma. Tal vez la verdadera lección no sea abandonar el celular por completo, sino aprender a usarlo con intención, para conectar más con el mundo real que con el virtual.

Porque la vida sucede aquí y ahora, y merece toda nuestra atención.




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