Hoy, mientras el sol asoma tímidamente por el horizonte, siento la invitación a reflexionar y conectar. Conectar? Con Dios, con el Creador, como tu le llames, ese ser Superior que le da vida a todo, y esta en cada cosa maravillosa de esta tierra, y claro tu estas incluido en esas creaciones maravillosas, porque tu eres Maravilloso (a).
Los días, con su inagotable ritmo, parecen a veces arrastrarnos sin darnos tregua, pero esta pequeña mañana me recuerda algo importante: siempre hay tiempo para detenerse, respirar y ser.
Me presento ante ti, lector, como alguien que ama observar los detalles del día, esos que muchas veces pasan desapercibidos en medio del bullicio.
¿Qué sería de nosotros si no nos detuviéramos, aunque sea un momento, a escuchar el susurro del viento o el murmullo de nuestras emociones?
Hoy quiero invitarte a acompañarme en un breve viaje narrativo, una historia que, aunque sencilla, tiene mucho para decir.
Una Mañana, Un Momento
Esta mañana, al mirar por la ventana, me encontré con un visitante inesperado: un pequeño gorrión que, como yo, parecía buscar un momento de calma. Sus ojos curiosos observaban el mundo, mientras yo observaba el mío a través de su reflejo.
Por un instante, compartimos algo más allá de las palabras: un espacio en el que ambos estábamos simplemente siendo.
El gorrión, con su canto suave y movimientos ágiles, me recordó que, a veces, el verdadero vuelo no está en las grandes hazañas, sino en la capacidad de disfrutar lo pequeño, lo inmediato, lo que está frente a nosotros.
Me pregunto, ¿cuántos de nosotros olvidamos volar así?
¿Cuántos pasamos nuestras vidas buscando horizontes lejanos mientras ignoramos los regalos que tenemos justo aquí?
Hoy, en esta pequeña mañana, quiero agradecer a ese pequeño gorrión por su lección y a ti, querido lector, por permitirme compartirla contigo.
¿Qué tal si hoy dejamos que nuestras alas descansen y simplemente disfrutamos del instante presente?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario