El camino espiritual muchas veces inicia con una pregunta. Para algunos, y me incluyo es el ”¿Por qué?” lleno de dolor y desconcierto, dirigido a un cielo que parece distante. Así comenzó mi viaje.
Una y otra vez, enfrentaba situaciones que desafiaban mi fe, y mi alma reclamaba respuestas que no llegaban. Las preguntas parecían rebotar en un vacío insondable e inconsolable ( por lo menos así lo sentía yo, lo sentía mi mente ) dejando un eco de frustración y tristeza.
Con el tiempo, porque dicen que el tiempo va sanando las heridas , pero también tienes que poner de tu parte para sanar y ahí es donde su sucede el milagro (las personas le llaman la magia, la conexión con lo divino )
El ”¿Por qué?” dio paso a un ”¿Hasta cuándo?”.
Esta pregunta, aunque aún llena de anhelo, llevaba en sí una pizca de esperanza: la espera de un cambio, de un milagro. Me acercaba más a esa fuerza suprema que algunos llaman Dios, otros el Universo, y yo, mi fuente divina. Me sumergí en escrituras sagradas y, como Nefi en el Libro de Mormón, empecé a comprender que el propósito no estaba en la pregunta, sino en la disposición de recibir dirección.
Un día, en un momento de profunda oración y meditación, surgió una nueva pregunta en mi corazón: ”¿A dónde debo ir?” Ya no buscaba respuestas a mi pasado ni plazos para mi futuro. Ahora deseaba ser guiada, como si hubiera aceptado que la fuente divina siempre tuvo un plan, aunque mis ojos no lo vieran con claridad.
Al igual que Nefi al construir su barco, comprendí que la clave no estaba en cuestionar, sino en actuar con fe, aunque el propósito final permaneciera oculto. Me dispuse a caminar, paso a paso, confiando en que el sendero se revelaría. Las tormentas de mi vida no desaparecieron, pero algo en mi interior cambió. Ya no temía el mar, porque sabía que no navegaba sola.
Este último domingo del año, reflexiono sobre ese viaje. Las preguntas aún vienen, como lo hacen las olas en la playa, pero ahora las dejo pasar. Mi oración ha cambiado de un grito de desesperación a una suave rendición: “Guíame, estoy lista para seguir.”
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