jueves, 18 de julio de 2024

El Sentimiento de Ser una Humana Reparada

La experiencia de pasar por múltiples cirugías puede dejar una marca profunda, no solo en el cuerpo, sino también en el alma.

Este es mi relato, el de una humana reparada, que ha visto su cuerpo invadido y modificado en un intento de restaurar lo que la naturaleza y el destino quebraron.   (Llámelos así porque realmente fueron médicos lo que no hicieron bien su trabajo lastimosamente) 

En mi primera operación, me quitaron el apéndice, un órgano que aunque pequeño, formaba parte de mi integridad física. Luego, en la segunda intervención, me arrebataron la matriz y los ovarios, aquellas partes que simbolizaban mi capacidad de crear vida, dejando un vacío no solo físico, sino también emocional.

Esta pérdida fue una invasión a mi esencia, una alteración de lo que solía ser mi identidad femenina.Sin embargo, el calvario no terminó allí. 

La segunda operación dejó secuelas, errores que tuvieron que ser corregidos en una tercera intervención. Esta vez, además de reparar los daños anteriores, me encontraron con tres hernias que fueron selladas con mallas.

Estas mallas, ajenas a mi biología, fueron insertadas para mantener unido lo que el dolor y la fragilidad habían separado. Me siento como una humana reparada, una entidad compuesta de piezas que ya no son del todo mías.

Las partes de mi cuerpo que me definían fueron removidas, y en su lugar, ahora residen estas mallas, estructuras extrañas que aunque necesarias, me hacen sentir distante de mi propia humanidad. Es como si mi cuerpo fuera un lienzo que ha sido retocado una y otra vez, con parches y remiendos que cuentan la historia de una batalla constante por la supervivencia.

Este sentimiento de invasión, de ser una obra de reparación médica, es difícil de describir. Me miro en el espejo y veo una persona que ha sido modificada, un cuerpo que ha sido intervenido para seguir funcionando, pero que lleva consigo las cicatrices y las marcas de una lucha que va más allá de lo físico.

Cada cicatriz es un recordatorio de lo que he perdido y de lo que he ganado, un símbolo de resiliencia, pero también de vulnerabilidad. No obstante, a pesar de sentirme como una humana reparada, hay una fortaleza que surge de esta experiencia.

He aprendido a apreciar la fragilidad de la vida y la increíble capacidad del cuerpo para sanar y adaptarse. Aunque partes de mí han sido removidas y sustituidas, mi esencia, mi espíritu, sigue intacto.

Soy más que las partes que me componen; soy una humana que ha enfrentado la adversidad y ha salido adelante. Pero no quiero dejar a Dios, el Universo, el Creador de un lado, porque sin su misericordia no estaría acá escribiendo de esto. El me ha sostenido en cada momento de mi vida, y he visto su mano ahí junto a mi. 

El dolor, a veces no nos deja ver en 4ta. Dimensión como decía el Doc de volver al Futuro ( Back to the Future).

Es esta mezcla de vulnerabilidad y fortaleza la que me define ahora.

Ser una humana reparada no me hace menos humana, sino quizás, más consciente de la maravilla y la fragilidad de la existencia.

Cada día que vivo es una victoria, un testimonio de la capacidad de Sanación y de la inquebrantable voluntad de seguir adelante, a pesar de las cicatrices y los remiendos que llevo dentro.



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