No eres alguien a quien pueda amar,
Eres el viento salvaje en un valle de calma,
Una tormenta que arrasa mis sueños,
Un faro que guía pero nunca da refugio.
Tu mirada es un espejo de constelaciones,
Un misterio insondable en el cielo nocturno.
Tus palabras, susurros de promesas no cumplidas, Eco de un pasado que nunca podré alcanzar.
No eres alguien a quien pueda amar,
Eres el fuego que consume sin piedad,
Una llama que arde en el corazón de la noche, Pero deja solo cenizas en mi alma.
Tus pasos resuenan como ecos en un cañón vacío, Una melodía triste en un violín roto.
Tu presencia, un espejismo en el desierto, Siempre presente, pero siempre distante.
No eres alguien a quien pueda amar, Eres un océano de emociones turbulentas,
Un mar de dudas y esperanzas perdidas, Una ola que arrastra y nunca regresa.
En el jardín de mis anhelos, eres la flor prohibida, El fruto que cuelga alto en el árbol del deseo.
Y aunque mi corazón te anhela con cada latido,
Sé que nunca serás alguien a quien pueda amar.
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